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La DEA Interfiere en la Sucesión de la Sedena tras el Arresto del Mayo Zambada y el Homicidio de Milton Morales Figueroa,(Mano Derecha de Harfuch).

Como todo en lo que esté a su cargo, los nombramientos del gabinete presidencial fueron ordenados y se dieron en el tiempo que planeó Claudia Sheinbaum hasta hace una semana, cuando arrestaron a Ismael “el Mayo” Zambada, aún sin confirmarse si fue secuestrado o se entregó a las autoridades norteamericanas, entre otros detalles importantes del caso.

En esas coordenadas se entendió en la cúpula morenista el reforzamiento del gabinete jurídico de Sheinbaum Pardo este jueves con el fichaje del ministro Arturo Zaldívar como coordinador de Política y Gobierno en la Oficina de Presidencia. Su trabajo consistirá en “dar seguimiento a todo el proyecto de reformas constitucionales”, explicó Claudia.

Se trataría de una especie de consejero jurídico sustituto en caso de que Ernestina Godoy asuma otra responsabilidad. Algunos la ven en la Fiscalía General de la República (FGR) si Alejandro Gertz Manero entrega el puesto entrando la nueva administración. De nuevo, todo esto tiene como tela de fondo la seguridad y la migración en ambos lados de la frontera.

Pues, como dio a conocer esta redacción, la detención de Zambada sucedió en medio de un proceso acelerado del Gobierno Federal por lograr la detención de un capo de alto nivel en medio de las tensiones electorales en Estados Unidos y la probabilidad de que Donald Trump gane la presidencia. Días antes, el republicano que tiene una pésima relación con las agencias de seguridad de su país, afirmaba en una entrevista que el narco controlaba México.

Además, casi al mismo tiempo tuvo lugar el homicidio del jefe de inteligencia de la Policía de Ciudad de México, el comisario Milton Morales Figueroa, la mano derecha del próximo titular de la Secretaría de Seguridad, Omar García Harfuch, y a quien presuntamente se estaría perfilando para dirigir el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), hoy en manos del general Audomaro Martínez Zapata.

De confirmarse estos movimientos en la órbita de García Harfuch y Sheinbaum Pardo, el órgano del espionaje del estado mexicano estaría otra vez lejos del centro gravitacional de las agencias de seguridad de Estados Unidos, en particular de la DEA, que no hace mucho reclamó a México por no entregar a tiempo las visas para el ingreso de 14 de sus agentes.

Esto fue bateado por el propio presidente López Obrador, quien aseguró que Anne Milgram, directora de la agencia antidrogas, “exageró”. Pues, como es usual entre los altos funcionarios estadounidenses, no comprende que México es un país independiente y soberano, y que hay reglas que deben cumplirse a pesar de que no se respetaron en sexenios anteriores.

Aunque el conflicto bilateral es más profundo. Mientras que la Casa Blanca acusa a AMLO de no hacer nada para detener la migración ilegal y el tráfico de fentanilo, en Palacio Nacional exhibieron los presuntos vínculos con el narcotráfico del destituido jefe de la DEA en México, Nicholas Palmeri, quien fue removido de su responsabilidad en 2022.

Lo anterior luego de la humillación que sufrió la Agencia Antidrogas tras la liberación del general Salvador Cienfuegos, extitular de Sedena, quien fue arrestado y acusado en Estados Unidos de trabajar como un capo más del narco. Los fiscales norteamericanos incluso los describieron como “extremadamente violento” para al final dejarlo regresar a México.

Ahora la DEA se mete en la sucesión en la Sedena, complicando los nombramientos y exigiendo que se consulte a la Casa Blanca. Sheinbaum declaró que el anuncio del próximo titular de la Secretaría de la Defensa Nacional lo hará hasta septiembre, uno de los últimos cargos de su gabinete por confirmar, y que para ello no consideraría perfiles de mujeres.

Desde luego, con miras a una sucesión difícil en la Presidencia de Estados Unidos, acaso en favor de un Partido Republicano cada vez menos en sintonía con la DEA, la CIA y el Servicio Secreto, las agencias de seguridad norteamericana estarían buscando garantizar la armonía con la supersecretaría del gabinete mexicano al que, no sin sorna, el deep state llama -desde 2018 con Luis Cresencio Sandoval- la Vicepresidencia de México.