En un evento en el Palacio de Buckingham, el rey Carlos III fue sorprendido por el equipo femenino de rugby de Nueva Zelanda, las Black Ferns, quienes dejaron de lado las formalidades al pedirle un abrazo grupal. Durante la recepción, la jugadora Ayesha Leti-I’iga tomó la iniciativa y le preguntó al monarca, quien respondió con una sonrisa: “¿Por qué no?”. Lo que siguió fue una muestra de cercanía que rompió con las normas tradicionales de la realeza.

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El rey de 75 años no solo aceptó el gesto, sino que bromeó con las jugadoras al decir que era como ser “aplastado por un scrum”, haciendo referencia a una jugada típica del rugby. Al finalizar el abrazo, otra integrante del equipo se acercó para un abrazo individual. Carlos III comentó que el gesto fue “muy curativo”, mostrando una actitud relajada y cercana con las deportistas.

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La reunión tuvo lugar en el contexto de la visita de las Black Ferns al Reino Unido, donde se enfrentarán a las Red Roses de Inglaterra. El rey también expresó su tristeza por no poder visitar Nueva Zelanda próximamente, debido a su agenda de viaje que lo llevará a Australia. Este episodio demuestra cómo Carlos III ha dejado atrás algunas tradiciones estrictas en favor de una conexión más humana.