Boleros de la Plaza de Armas enfrentan la lluvia: “No hay trabajo, la gente no viene”
Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce
Este lluvioso sábado 14 de septiembre de 2024, la habitual actividad de los boleros en la Plaza de Armas se ha visto afectada por las persistentes precipitaciones. Entre charcos y bancas vacías, los boleadores, quienes normalmente pulen zapatos y botas de los transeúntes, observan con resignación cómo la lluvia aleja a los clientes.
Esteban Benavides, bolero desde hace 9 años en una de las bancas frente al Congreso del Estado, compartió con nosotros su realidad en días lluviosos: “Cuando está lloviendo, no hay trabajo. La gente no viene porque se bolean los zapatos y al salir se vuelven a mojar”. Con impermeables a la mano y esperando que la lluvia cese, algunos decidieron cerrar temprano, mientras otros, como Benavides, consideraron la posibilidad de ir a descansar en lugar de permanecer bajo la lluvia sin clientes.

“No, ya me voy a dormir”, dijo con tono resignado, mientras otros colegas no se presentaron a trabajar debido al mal clima. “Muchos ni vinieron hoy, y los pocos que llegamos estamos esperando que tal vez a las 2 o 3 de la tarde salga el sol, pero no sabemos”.
Los boleros, quienes generalmente atienden a funcionarios, visitantes del Congreso y residentes del centro, se encuentran en una pausa forzada por el mal tiempo. Esteban, quien ha trabajado en la Plaza de Armas por casi una década, reflexiona sobre los días difíciles que la lluvia trae para su oficio. “Un día más, un día menos”, comentó, esperando que el clima mejore y puedan retomar su rutina habitual.
Mientras tanto, la Plaza de Armas, normalmente bulliciosa, sigue envuelta en un silencio interrumpido solo por el sonido constante de la lluvia, que mantiene a los boleros sin trabajo y a los paseantes refugiados bajo los paraguas.
