La directora Gia Coppola ha descrito a Pamela Anderson como la “Marilyn Monroe de nuestro tiempo”, destacando su singular carisma y evolución artística. Anderson, quien se convirtió en un ícono de los 90 gracias a su papel en Baywatch y sus icónicas portadas en Playboy, ha retomado la actuación en un papel que, según ella, es de vital importancia en su carrera. En su nuevo proyecto, la película The Last Showgirl, Anderson interpreta a una corista de Las Vegas cuyo espectáculo cierra de manera abrupta tras 30 años de carrera, explorando temas como el paso del tiempo y la relevancia en el mundo del espectáculo, un reflejo cercano a su propia historia.

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Para Anderson, este proyecto es el renacimiento artístico que había estado esperando. A sus 57 años, dice que nunca antes había leído un guión que la moviera de esa manera: “Lo leí y pensé: ‘Tengo que hacerlo. Es de vida o muerte’”. Al lado de actores como Jamie Lee Curtis y Dave Bautista, Anderson busca mostrar una faceta más compleja y profunda, dejando atrás la imagen de sex symbol que la definió durante gran parte de su trayectoria.

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Además, Anderson ha tomado una posición firme al optar por un estilo sin maquillaje en apariciones públicas, un acto que, para ella, simboliza autenticidad y libertad. Para la actriz, este momento representa la culminación de una transformación personal y profesional: “Gia vio mi documental, me envió el guión, y pensé: ‘Esto es lo que estaba esperando’”. Con esta película, Pamela Anderson reafirma su lugar en el cine, demostrando que su historia no solo se limita a su pasado como ícono de los 90, sino que sigue siendo relevante y auténtica en su reinvención artística.