Con solo ocho semanas restantes en la temporada regular de la NFL, los Dallas Cowboys enfrentan otro año de frustraciones y decepciones. Pese a ser la franquicia deportiva más valiosa del mundo, con una base de seguidores global y un valor estimado de 10.32 mil millones de dólares, el equipo sigue atrapado en una sequía de éxito. Desde 1995, los Cowboys no han llegado a una final de conferencia, y su desempeño en el campo parece estancado debido a problemas que van más allá de lo deportivo.

Problemas internos y decisiones cuestionables

La gestión de Jerry Jones, propietario del equipo desde 1989, ha sido objeto de críticas, ya que sus decisiones, muchas veces comerciales, han afectado el rendimiento en el campo. Un ejemplo claro es su respaldo al quarterback Dak Prescott, a quien otorgó un contrato millonario a pesar de un historial inconsistente en los playoffs, donde solo ha conseguido dos victorias en ocho temporadas. La falta de movimientos estratégicos en el equipo y fichajes cuestionables han dejado a la franquicia en una situación complicada, donde cada temporada comienza con altas expectativas y termina en frustración para la afición.

La presión aumenta para Jerry Jones y el equipo

A medida que avanza la temporada, la presión sobre Jones y los Cowboys aumenta. Los aficionados esperan un cambio significativo, ya que, para una franquicia con tal historial y recursos, estos años de frustración son difíciles de aceptar.