Pasar tiempo con tu perro puede relajarte más que compartir con amigos o familiares. La ciencia respalda que estos fieles compañeros, aunque no hablen, tienen un impacto directo en la reducción de la ansiedad y la mejora del estado de ánimo. Investigaciones recientes revelan que su compañía disminuye la presión arterial y la frecuencia cardíaca en situaciones de estrés, algo que ni siquiera las personas más cercanas logran igualar.

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El amor incondicional de los perros genera un vínculo seguro que no juzga ni critica. Este apoyo silencioso es especialmente efectivo en momentos difíciles, como lo demuestran estudios donde los participantes, al interactuar con sus perros tras tareas estresantes, experimentaron una mayor calma emocional que quienes buscaron consuelo en actividades individuales o con otros humanos.

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Hablar con tu perro sobre emociones complicadas, como ansiedad o tristeza, resulta terapéutico, ya que no interrumpen ni ofrecen soluciones no deseadas. Expresar sentimientos en su compañía permite procesar y liberar tensiones, reduciendo las emociones negativas. Su presencia, además, fomenta la liberación de oxitocina, potenciando un estado de bienestar. Así, el simple hecho de estar junto a ellos se convierte en un refugio emocional único.