La cinta Wicked ha revolucionado el panorama cinematográfico, logrando recaudar 163 millones de dólares en su primer fin de semana. Sin embargo, para su director, Jon M. Chu, lo más importante no son los números, sino las emociones que ha despertado. Con una sonrisa amplia, Chu compartió su experiencia al liderar esta ambiciosa adaptación, destacando que, tras años de espera, finalmente pudo disfrutar y “respirar” mientras veía al público reír, llorar y conmoverse con la historia.

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Para Chu, Wicked no es solo un musical, sino un homenaje a la magia del cine. Comparó este logro con el impacto que tuvo El Mago de Oz como pionera en Tecnicolor. Chu resaltó cómo este género trasciende el tiempo y sigue vigente, expresando lo que las palabras no logran. La mezcla de música, letras y movimientos, potenciada por recursos cinematográficos como primeros planos y grandes tomas, permitió llevar al público más cerca de los sentimientos que la obra busca transmitir.

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El director también destacó las interpretaciones de Ariana Grande y Cynthia Erivo, quienes, según él, ofrecieron actuaciones que sorprendieron al mundo. Además, señaló la importancia de mantener la esencia emocional en las versiones internacionales, como las de Danna Paola y Ceci de la Cueva. Para Chu, Wicked no solo cuenta una historia, sino que plantea preguntas relevantes sobre el cambio, la resiliencia y las decisiones que marcarán las próximas décadas, conectando profundamente con la audiencia.