Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce

Esta mañana, frente al edificio de Héroes de Reforma en la ciudad de Chihuahua, el aroma a pan recién horneado invitaba a detenerse y conocer la historia de Josvet, un joven emprendedor que, con una sonrisa amable, ofrecía una amplia variedad de repostería casera.

“Todo lo que ven aquí lo hacen mi mamá y mi tía. Yo me encargo de salir a venderlo”, comentó mientras señalaba una mesa llena de bollitos de chocolate, nuez y vainilla; donas simples y rellenas; empanadas de piña y calabaza, y submarinos rellenos de crema pastelera. “Todo está recién hecho, hecho con cariño”, añadió con orgullo.

Le pregunté sobre los precios, y con entusiasmo respondió: “Los bollitos están a 15 pesos, o cuatro por 50. Es un buen precio, sobre todo por el tamaño y la calidad”. No pude evitar notar cómo los transeúntes que pasaban lo miraban con curiosidad y se animaban a comprar.

Josvet me explicó que su día a día lo lleva a diferentes partes de la ciudad: “Hoy estoy aquí, pero los miércoles es el único día que me encuentran frente a Héroes de Reforma. Los lunes y jueves estoy en Héroes de Revolución, y los martes y viernes, frente a la Secretaría de Salud. Me voy cambiando de lugar para llegar a más gente”.

Mientras hablábamos, una cliente se interesó en las empanadas, y Josvet, con la paciencia de quien ama lo que hace, le explicó los rellenos disponibles: “Hoy traigo de piña y calabaza, pero a veces también tengo de camote. Siempre hay algo diferente”.

Con productos caseros, precios accesibles y una actitud positiva, Josvet ha encontrado en las calles de Chihuahua un espacio para ofrecer no solo pan, sino un poco de calidez y tradición en cada bocado. Si buscan endulzar su día, él estará ahí, listo para recibirlos con una sonrisa.