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El Barça enfrenta un bache inesperado

El FC Barcelona atraviesa uno de sus momentos más difíciles de la temporada, tras conseguir solo uno de los últimos nueve puntos posibles en LaLiga. La caída del equipo ha sido tan repentina como evidente, y aunque muchos hablan de crisis, el verdadero alcance de esta situación podría determinarse en el partido de mañana frente al Mallorca. Varios factores explican esta debacle, que va más allá de una simple pérdida de forma.

Uno de los aspectos que más sorprendió al comienzo de la temporada fue la impresionante efectividad ofensiva del equipo. Robert Lewandowski, tras un inicio arrollador, con 14 goles en las primeras 11 jornadas, ha disminuido considerablemente su rendimiento, logrando solo uno más en los últimos cuatro partidos. Este bajón se refleja en los números: el Barcelona, que acumuló 40 goles en sus primeros 12 partidos (promediando 3,3 goles por encuentro), se quedó sin marcar en Anoeta y solo logró un gol en su último encuentro frente a Las Palmas. La producción ofensiva se ha desplomado, y Raphinha reconoció que el equipo “está haciendo muchas cosas mal”. A pesar de los intentos de Flick por justificar la situación, el problema es evidente: la efectividad se ha esfumado.

Otro factor clave es el desgaste físico y mental de algunos jugadores. La columna vertebral del equipo, que ha sido prácticamente inamovible bajo la dirección de Hansi Flick, muestra signos de agotamiento. Jugadores como Lewandowski, Koundé y Raphinha han jugado todos los partidos, incluyendo los de la Champions y las selecciones nacionales. La exigencia del sistema táctico implementado por Flick, que demanda un alto nivel de concentración y esfuerzo físico, ha comenzado a pasar factura. A esto se suma la falta de rotación en el equipo, lo que ha generado una merma en el rendimiento de jugadores clave.

Por otro lado, los suplentes no han logrado generar una competencia real que ponga en peligro los puestos de los titulares. Casadó es el único que ha mostrado una mejora, pero el resto, incluidos Fermín, Gavi, De Jong y Ansu Fati, no han estado a la altura de las expectativas. La falta de profundidad en la plantilla ha sido un factor determinante en el rendimiento del equipo, que se ve obligado a depender cada vez más de los mismos jugadores.

Finalmente, el factor sorpresa, que antes caracterizaba al Barça, ha desaparecido. La estrategia de Flick, basada en una línea defensiva adelantada y un juego intenso, ya no desconcierta a los rivales. Los equipos han aprendido a desbaratar esta táctica, con desmarques y velocidad, como lo demostraron en los recientes goles de Becker en Anoeta y Fábio Silva en el último encuentro.

El Barcelona deberá encontrar soluciones rápidamente para evitar que este bache se convierta en una crisis prolongada, y la visita a Mallorca podría ser clave para iniciar una reacción.