A los 25 años, Lily-Rose Depp, hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis, sigue consolidándose como una de las actrices más prometedoras de su generación. Con una carrera en ascenso, la presión de ser “la hija de” no ha sido un obstáculo, sino un desafío que ha enfrentado con determinación. Recientemente, en una charla con Natalie Portman para la revista Interview, habló sobre su trayectoria y la experiencia de protagonizar Nosferatu, la esperada remake del clásico de 1922 dirigida por Robert Eggers.

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El próximo estreno de Nosferatu, previsto para enero de 2025, representa un paso importante en la carrera de Lily-Rose, quien asegura haber encontrado inspiración en clásicos como Gritos y Susurros (1972) de Ingmar Bergman. Esta referencia fue clave para capturar la atmósfera oscura y emocional del filme, que mezcla el horror psicológico con una estética gótica. Depp compartió cómo su fascinación infantil por historias como Drácula influyó en su decisión de aceptar este papel, un desafío que marcó un antes y un después en su carrera.

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Además de explorar el legado de su personaje, Lily-Rose destacó la importancia del trabajo corporal y emocional en la construcción de su rol. Desde el uso de un corsé que limitaba sus movimientos hasta el perfeccionamiento de un acento inglés, cada detalle fue esencial para darle autenticidad al personaje. Para ella, Nosferatu no solo es una película de terror, sino también una reflexión sobre relaciones tóxicas y la atracción hacia lo destructivo. Este enfoque muestra su madurez como actriz y su capacidad para llevar a la pantalla historias complejas que resuenan más allá del género cinematográfico.