Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce

En el corazón histórico de Chihuahua, frente a la imponente catedral, se encuentra una historia de amor que desafía el paso del tiempo. Lidia Silos y José Dolores Hernández no son solo bailarines, son un testimonio viviente de un amor que ha resistido más de cinco décadas de matrimonio.

Con 53 años de casados, esta extraordinaria pareja ha tejido una historia de vida que va mucho más allá de los años. Son orgullosos bisabuelos que han encontrado en el baile folclórico no solo un pasatiempo, sino un aliento para seguir adelante. Su pasión por la danza tradicional mexicana se ha convertido en el combustible que mantiene vivo su espíritu y su conexión.

Vestidos con trajes típicos que reflejan la riqueza cultural de México, Lidia con su vestido multicolor y José Dolores con su elegante atuendo de sombrero y botas, representan más que una simple pareja de adultos mayores. Son guardianes de una tradición, embajadores de un arte que se niega a envejecer.

Su maestro, el profesor Carlos Rodríguez, ha sido fundamental en este viaje de movimiento y música. Aunque no estaba presente en ese momento, su influencia se nota en cada paso, en cada movimiento grácil de Lidia y José Dolores.

En esta mañana de enero, se preparan para una sesión fotográfica que capturará la esencia de su amor y su pasión. No bailan para un evento oficial, sino para ellos mismos, para celebrar la vida que han construido juntos, para demostrar que el amor y la alegría no tienen edad.

“A seguir adelante, pues mire dónde estamos todavía”, dice José Dolores, una frase que resume su filosofía de vida. Una filosofía que celebra cada momento, que abraza la vejez con gracia y que encuentra en el baile una forma de mantenerse jóvenes de espíritu.

Lidia y José Dolores son más que una pareja de baile. Son un recordatorio de que el amor verdadero no se mide en años, sino en momentos compartidos, en risas, en pasos de baile, en la capacidad de seguir soñando y bailando juntos.