Estudiante de Chihuahua lee el tarot para financiar sus estudios universitarios
Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce
Entre el bullicio matutino de la Plaza de Armas, Adriana Ortega, estudiante de psicopedagogía infantil, despliega sobre una jardinera coloridos mazos de tarot, llaveros con símbolos esotéricos y pequeños amuletos. A sus 21 años, esta joven originaria de Chihuahua capital ha encontrado en la lectura de cartas y la venta de artículos místicos una forma creativa de solventar sus gastos académicos.
“Todo comenzó como un interés personal por el tarot, pero ahora es un apoyo económico”, confiesa Adriana mientras ajusta un mantel con motivos celestiales. Desde hace tres meses, dedica sus tardes a ofrecer lecturas básicas que oscilan entre 160 y 210 pesos, según el tipo de cartas y a comercializar accesorios simbólicos como triquetas (símbolos de protección) y pentáculos, además de llaveros decorativos con figuras de animales desde $15 pesos.

Aunque se define como “aprendiz” en el arte de la cartomancia, su clientela incluye desde curiosos hasta personas que buscan “orientación o un momento de introspección”. Los manteles con estrellas de seis picos y diseños del tetragrámaton un símbolo ligado a tradiciones místicas son parte de su inventario, elaborado con ayuda de tutoriales y libros sobre simbología.
El proyecto, explica, nació de la necesidad: “Los costos de materiales y transporte para las prácticas universitarias aumentaron este semestre”. A diferencia de trabajos informales tradicionales, Adriana valora la flexibilidad de su emprendimiento, que le permite estudiar por las mañanas y atender su puesto entre las 11:00 y 13:20 horas, de lunes a viernes.

Su caso refleja una tendencia creciente entre jóvenes chihuahuenses que optan por negocios alternativos para evitar endeudamientos. Según datos del Instituto Municipal de la Juventud (2024), el 37% de los estudiantes locales complementan sus ingresos con actividades no convencionales, desde venta de artesanías hasta servicios digitales.
Aunque reconoce escepticismos hacia lo esotérico, Adriana insiste en que su prioridad es la transparencia: “No prometo soluciones mágicas, pero sí escucho a la gente. Al final, todos buscamos algo en qué apoyarnos”. Mientras empaca sus cartas bajo el sol del mediodía, adelanta que planea incluir talleres básicos de tarot: “Quiero que esto sea un puente, no solo para mí, sino para otros estudiantes”.
