El desenlace de “Seven” (1995), dirigido por David Fincher, es uno de los más memorables de la historia del cine, especialmente por la tensa escena en la que el detective David Mills, interpretado por Brad Pitt, descubre el contenido de la caja enviada por el asesino John Doe. Este final, que dejó a los espectadores en shock, estuvo a punto de ser diferente. Aunque varias opciones estuvieron sobre la mesa, fue la insistencia de Pitt la que permitió que el guion original se mantuviera intacto.

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El estudio New Line Cinema propuso varias alternativas para el final, entre ellas que el contenido de la caja fuera la cabeza del perro de Mills en lugar de la de su esposa embarazada, interpretada por Gwyneth Paltrow. Sin embargo, Brad Pitt dejó claro que solo aceptaría el papel si el desenlace respetaba el guion original. En palabras del actor, el final reflejaba cómo incluso las personas más éticas pueden sucumbir a los pecados capitales, y el acto de Mills era el triunfo moral del asesino.

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La obstinación de Pitt en mantener el final original no solo fue clave para la integridad del proyecto, sino también para el éxito de la película. “Seven” logró recaudar más de 327 millones de dólares a nivel mundial y sigue siendo un referente en el cine de suspense. La decisión de no modificar el desenlace, que muchos consideraron perturbador, consolidó a la película como un clásico, permitiendo que el impacto emocional y el mensaje filosófico sobre los dilemas humanos perduren hasta hoy.