Pamela Anderson, reconocida por su papel en Baywatch y su icónica imagen de símbolo sexual, vivió una de las grandes sorpresas de la temporada al ser ignorada por la Academia tras su interpretación en The Last Showgirl dirigida por Gia Coppola. A pesar de no recibir la atención esperada, la actriz de 57 años asegura que este momento en su vida es liberador, ya que, por primera vez, se siente realmente como una actriz. Su papel en la película, que aborda los últimos días de una bailarina de cabaret, le ha permitido alejarse de su etiqueta de “sex symbol” y conectar con su verdadera esencia artística.

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Después de años marcada por el star system de Hollywood, Pamela ha aprovechado este nuevo capítulo para redescubrir su vocación. En entrevista, expresó que le atrae el “lado salvaje y desordenado” de su vida, lleno de aprendizajes y experiencias. Su participación en la película, que narra las difíciles realidades de la industria del entretenimiento, se ha alineado con sus intereses personales y activistas, promoviendo un mensaje de liberación sobre los estándares de belleza impuestos a las mujeres.

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A pesar de las críticas que la acusaban de no ser reconocida por su esfuerzo actoral, Pamela se siente agradecida por las oportunidades que la vida le ha ofrecido. Incluso compartió que, al mirar hacia atrás, ha aprendido mucho de sus errores y vivencias. Lejos de los reflectores de Hollywood, Pamela sigue luchando por sus ideales, y con The Last Showgirl, no solo reafirma su carrera actoral, sino que también se reconcilia con su verdadera identidad.