En un nuevo capítulo de las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, el gobierno chino ha implementado aranceles adicionales a productos agrícolas estadounidenses. Este movimiento es una respuesta directa a las recientes tarifas impuestas por Washington, lo que aumenta las fricciones entre las dos potencias.

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A partir del lunes, China ha comenzado a gravar productos como pollo, trigo, maíz y algodón con un arancel del 15%, mientras que otros bienes como la soja, sorgo, carne de cerdo y res, así como pescado, frutas, verduras y productos lácteos, enfrentan un 10% adicional. Pekín justifica estas medidas como una reacción necesaria tras el incremento de tarifas estadounidenses, que subieron del 10% al 20% en varios productos chinos.

Además, el gobierno chino ha recurrido a la Organización Mundial del Comercio (OMC) con una queja formal, argumentando que las acciones de Estados Unidos constituyen una violación a las normas del comercio internacional. Las consecuencias de este enfrentamiento podrían tener repercusiones significativas en los mercados globales y en las economías de terceros países.

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En resumen: La intensificación de esta guerra comercial deja en claro la creciente rivalidad económica entre China y Estados Unidos, con efectos que podrían extenderse más allá de sus fronteras. Los mercados estarán atentos a los siguientes movimientos, mientras las partes evalúan el costo político y económico de sus decisiones.