Equipazos sin corona: el América de Beenhakker y otros gigantes sin final feliz
A lo largo de la historia de la Liga MX, varios equipos han dejado huella por su estilo, talento y dominio en la cancha, pero terminaron como leyendas sin título. El caso más recordado es el del América de Leo Beenhakker, conjunto que en la temporada 1994-95 maravilló con un juego ofensivo y efectivo, pero que nunca pudo coronar su brillantez con un campeonato.
Bajo el mando del técnico neerlandés, las Águilas desplegaron uno de los estilos más espectaculares del fútbol mexicano. Con figuras como Luis Roberto Alves ‘Zague’, Cuauhtémoc Blanco, François Omam-Biyik y Kalusha Bwalya, el equipo ganó el apodo de las “Águilas Africanas” por su rapidez y desequilibrio. Sin embargo, una polémica decisión de la directiva los dejó sin su estratega justo antes de la Liguilla, y el sueño terminó en semifinales.
Ese América no fue el único caso. El Cruz Azul de Martín Anselmi también deslumbró por su eficacia y récords. Con 42 puntos en un torneo y un estilo arrollador, llegó a una final y una semifinal en 2024, pero el campeonato se le negó. Su verdugo: América.
Otro ejemplo fue el Atlas de Ricardo La Volpe, que en 1999 estuvo a minutos de la gloria. Con jóvenes como Rafael Márquez y Daniel Osorno, los rojinegros ofrecieron fútbol total, pero cayeron en la final ante Toluca en penales.
También figuran los Toros Neza de Mohamed, que enamoraron por su irreverencia y alegría futbolística, aunque sucumbieron ante Chivas en la final de 1997; el Celaya de Butragueño, que ilusionó con estrellas internacionales pero perdió su única oportunidad frente a Necaxa; y La Piedad de Vucetich, superlíder en 2002 pero víctima del América en cuartos de final.
La historia también recuerda al Veracruz de Cuauhtémoc Blanco en 2004, que dominó la fase regular y cayó en la primera ronda; al León de Reinoso, que perdió una épica final en 1997 contra Cruz Azul con un gol decisivo de Hermosillo; y al Cruz Azul de los subcampeonatos, que acumuló finales perdidas entre 2008 y 2009, muchas marcadas por la polémica y el drama.
Casos como las Chivas de Chicharito en 2010, que iniciaron con ocho victorias seguidas y fueron eliminadas pronto, o los Jaguares de Trejo en 2004, que sumaron 42 puntos y cayeron en cuartos, confirman una constante del fútbol mexicano: jugar bonito no siempre basta para ser campeón.
Estos equipos son recordados por sus momentos brillantes, pero también por una dolorosa verdad: el fútbol no siempre premia al mejor.