No importa cuántos juguetes sofisticados compres o lo mullida que sea su cama: si hay una caja de cartón disponible, tu gato la elegirá sin pensarlo. Este comportamiento, tan simpático como desconcertante, tiene raíces profundas en su instinto felino, su necesidad de protección y su manera de explorar el entorno. Según la veterinaria Helen Crofts, una simple caja puede superar cualquier juguete caro en el corazón de un gato.

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Más allá del juego, el cartón ofrece múltiples beneficios: actúa como aislante térmico, les permite afilar sus uñas, liberar tensión y marcar territorio con feromonas. Todo esto convierte a la caja en un objeto irresistible para los gatos. El doctor Juan Enrique Romero explica que al arañarla o destruirla, los felinos canalizan su energía y reducen el estrés, lo que hace que una simple caja se transforme en una poderosa herramienta de bienestar emocional.

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Además, esconderse en cajas responde a una necesidad de seguridad. Aunque cazadores, los gatos también son presas potenciales en la naturaleza, por lo que buscan lugares cerrados con solo una entrada, como lo ofrecen las cajas. Estudios como el de la Universidad de Utrecht demuestran que los gatos que tienen acceso a cajas se adaptan mejor a situaciones estresantes. Si bien también disfrutan de mantas, bolsas o túneles de tela, el cartón sigue siendo su favorito por ser cálido, económico y perfecto para jugar, rascar o simplemente observar el mundo desde su refugio privado.