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CFE cierra con $271,574 millones de pesos en pérdidas.

CFE cierra con golpe financiero,¿bache o estrategia?

La CFE cerró 2024 con pérdidas históricas, atribuidas a cambios fiscales y tipo de cambio, aunque sus ingresos aumentaron un 4.3%.

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) enfrenta un cierre de año turbulento: 271,574 millones de pesos en pérdidas, una cifra que supera por mucho sus registros anteriores. A pesar del descalabro, los ingresos crecieron un 4.3%, impulsados por el incremento de usuarios y ajustes tarifarios. El impacto se debe a cambios tributarios tras su transformación en Empresa Pública del Estado, además de los efectos del tipo de cambio en sus arrendamientos.

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) cerró 2024 con una pérdida histórica de 271,574 millones de pesos, más del doble de lo reportado en febrero. Un descalabro financiero que contrasta con el aumento del 4.3% en ingresos, que alcanzaron 667,244 millones de pesos gracias a un incremento de usuarios y ajustes en tarifas. Entonces, ¿cómo es que una empresa con mayores ingresos reporta pérdidas tan alarmantes?

El cambio de reglas y el efecto tributario

La transformación de la CFE en Empresa Pública del Estado desde el 1 de noviembre de 2024 trajo consigo un cambio en su régimen fiscal. Dejó atrás el Título II para adoptar el Título III, lo que desencadenó una cancelación de 174,954 millones de pesos en ISR diferido, impactando directamente sus cuentas, aunque –según la misma empresa– sin afectar su flujo de efectivo.

Además, los efectos del tipo de cambio en los arrendamientos bajo las Normas Internacionales de Contabilidad (IFRS) complicaron aún más el panorama financiero. Una combinación de factores que hace que este desajuste parezca más un efecto contable que un golpe estructural… pero eso no quita que los números rojos sean difíciles de digerir.

¿Una apuesta de largo plazo?

El gobierno ha insistido en que el modelo de Empresa Pública del Estado fortalecerá a la CFE al liberarla de ciertas obligaciones fiscales, permitiéndole operar con mayor flexibilidad. Sin embargo, la transición no ha sido suave, y el impacto inmediato deja dudas sobre si este movimiento fue estratégico o simplemente inevitable.

Mientras tanto, los ojos están puestos en cómo Pemex y CFE, ambas ahora bajo el manto estatal, sortearán los retos económicos con este nuevo esquema. ¿Será un sacrificio temporal para asegurar estabilidad a largo plazo o solo un parche en un sistema que sigue mostrando fisuras?

Las próximas decisiones en materia energética y fiscal podrían definir el rumbo de la CFE en el mercado y su capacidad de mantener el equilibrio financiero.