Jules Koundé no solo marcó el gol del título en la reciente Copa del Rey ante el Real Madrid; selló también su transformación en un futbolista ejemplar, símbolo de la era Hansi Flick en el FC Barcelona. Lo que alguna vez fue una promesa irregular en la zaga, hoy es uno de los pilares más sólidos del equipo culé.

Cuando el Barça desembolsó 50 millones de euros más 10 en variables por el francés en 2022, con una cláusula de mil millones, las expectativas eran altas. Sin embargo, en sus primeros meses, Koundé no logró consolidarse. Su rendimiento fue discreto y su rol como lateral derecho, impuesto por Xavi Hernández, no hizo más que alimentar dudas. Él mismo prefería jugar como central.

La llegada de Flick cambió todo. El alemán, más que un técnico, se ha convertido en un mentor que ha convencido al plantel de que juega en el mejor club del mundo, transformando a varios futbolistas. Pero quizás ningún caso sea tan evidente como el de Koundé, quien bajo su dirección renació futbolísticamente.

Ahora es el jugador con más minutos en el equipo, un auténtico hombre de hierro para Flick, quien solo lo dejó fuera como castigo tras retrasos puntuales. Convertido en un socio constante de Lamine Yamal, marca, asiste y define, todo con un despliegue físico impresionante. Ha pasado de ser una apuesta fallida a un nombre imprescindible en el once blaugrana.

El gol decisivo en la final no fue casualidad. Fue fruto del trabajo, el compromiso y esa resistencia física que le permitió, al minuto 116’, robar un balón y anotar con alma y determinación. No le gustan las cámaras ni los focos. Habla poco, pero su fútbol grita. Koundé escribió su propia postal histórica con un grito de gol que fue justicia pura.