Si tu perro come con demasiada ansiedad, sin masticar y tragando con rapidez, esto puede desencadenar problemas de salud graves como torsión gástrica, vómitos, gases o incluso neumonía por aspiración. Este comportamiento, aunque frecuente en algunas razas como los Labrador o los Golden Retriever, no debe pasarse por alto. Enseñar a tu mascota a comer con más calma no solo mejora su digestión, sino que también previene situaciones peligrosas.

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La rapidez al comer también impide que el animal reciba la señal natural de saciedad, lo que lo puede dejar con hambre a pesar de haber ingerido la cantidad necesaria. Para ayudarte a corregir este hábito, existen seis estrategias muy eficaces: alimentarlo en solitario para evitar competencia, dividir su ración en varias tomas al día, cambiar el tipo de pienso por uno más duro o menos atractivo, humedecer el alimento o usar comida húmeda, ofrecerle juguetes interactivos como el “Kong” y utilizar comederos especiales “antivoracidad”.

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Estas soluciones están pensadas para ralentizar el proceso de alimentación sin reducir el placer de comer. Los comederos diseñados para evitar que devoren, los juguetes que dispensan comida gradualmente, o la propia textura de un alimento húmedo, hacen que el perro mastique más y coma con más conciencia. Así, no solo se mejora su bienestar físico, sino que también se estimula su mente. Incorporar estos consejos al día a día puede marcar una gran diferencia en la salud de tu mascota. ¿Tu perro tiene alguno de estos hábitos?