Kylie Jenner y Timothée Chalamet eligieron la capital italiana para hacer oficial su noviazgo, alejándose de las cámaras de Nueva York y Los Ángeles. Su primera aparición como pareja se dio en la alfombra roja de los premios David di Donatello, conocidos como “los Oscar del cine italiano”. En lugar de optar por los habituales eventos hollywoodenses, decidieron presentarse en un entorno más sofisticado, relacionado con el cine de autor y la elegancia europea, marcando así un nuevo capítulo en su narrativa pública.

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La elección de Roma no fue casual. Mientras Kylie se ha consagrado como un ícono de la cultura pop y empresaria del maquillaje, Chalamet es la representación del actor indie que ha roto moldes en Hollywood. Esta unión, aparentemente de polos opuestos, ha capturado la atención del público global, demostrando que la atracción va más allá de los estereotipos. Su aparición fue estratégica, en un contexto donde el arte y la moda conviven con la fama y la viralidad.

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Este gesto no solo confirma lo que los rumores ya habían sugerido, sino que reconfigura su imagen ante el mundo. De momentos discretos en el US Open y la Fashion Week de París, a besos públicos en premiaciones, ahora se plantan en Roma para dejar claro que su relación va en serio y con estilo propio. En una era en la que el espectáculo se reinventa, Kylie y Timothée se consolidan como una pareja que entiende las reglas del juego… y las transforma a su favor.