Chihuahua Revive su Historia sobre Ruedas: Pasión por las Motos Clásicas en 2025
Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce
En las calles de Chihuahua, el pasado y el presente se fusionan gracias a entusiastas como Cleto Franco Maldonado y Raimundo Vaca Salcido, custodios de auténticas joyas mecánicas: motos clásicas mexicanas de los años 70, que hoy deslumbran con su autenticidad y el esfuerzo de sus dueños por preservarlas.
Cleto Franco y su Carabela Modelo 71: Un Legado sobre Dos Ruedas
Cleto Franco, pensionado y apasionado de las motos, mostró con orgullo su Carabela modelo 1971, una moto que restauró durante cinco años con ayuda de expertos. “La saqué del desuso y la fui reparando pieza por pieza”, explicó. El motor, reconstruido con pistón, biela y anillos nuevos, fue restaurado por un mecánico local, mientras que partes como el escape original italiano y los sprockets se consiguieron por internet.
La moto, fabricada en México con componentes italianos de la marca Z, conserva el 95% de sus partes originales, incluyendo el velocímetro y la placa histórica. “Plaquearla costó 7 mil pesos, más que su precio original en 1971”, bromeó Cleto, quien también posee una GT200 1971, en la que invirtió 25 mil pesos para renovar rayos, pistón y transmisión. Ambas motos, valuadas en hasta 45 mil pesos, son testimonio de una época donde las marcas Carabela e Islo dominaban el mercado mexicano.




Raimundo Vaca y su Caliente 125: Resistencia con Estilo
Por su parte, Raimundo Vaca Salcido exhibió su Caliente 125 de 1971, una moto que adquirió en Parral por 1,500 pesos en 2014 y restauró invirtiendo 25 mil pesos adicionales. “El tanque, la calavera y el tapón son originales. Solo las llantas son nuevas”, destacó. Aunque algunos ofrecieron comprarla por 18 mil pesos para exhibición, Raimundo sostiene que su valor ronda los 50 mil, dada su autenticidad.
La Caliente 125, con transmisión de cuatro velocidades y frenos en el lado izquierdo —diseño peculiar de la época—, sigue funcionando. “La uso para viajes cortos. Es parte de nuestra historia”, afirmó.





Estas motos no son solo vehículos, sino fragmentos de historia que reflejan la ingeniería y el diseño de una era. Cleto y Raimundo, como muchos coleccionistas, dedican tiempo y recursos a mantener viva esta herencia, ya sea para exhibición o para recorridos nostálgicos.
En Chihuahua, el rugido de los motores clásicos sigue siendo un homenaje a un legado que no pierde velocidad.
Un Viaje a los Años 70: Marcas que Definen una Época: Ambos coleccionistas coincidieron en recordar las décadas de 1960 y 1970, cuando motos como la Tizoc 66, la TS 250 y la Cooper se vendían en distribuidoras locales como Chihuahua Automotriz. “En esos años, las Honda 90 y las BCA compartían las calles con las Carabelas”, comentó Cleto, quien también mencionó su primera moto: una Honda 90 “chaparra” que marcó su amor por estas máquinas.

