Kiev, 2 de junio de 2025 — En un ataque sin precedentes, Ucrania destruyó más de 40 aviones militares rusos en bases aéreas estratégicas dentro del territorio ruso. La operación, denominada “Telaraña”, fue planeada durante más de un año y medio y supervisada personalmente por el presidente Volodímir Zelenski.

Un golpe estratégico en lo profundo de Rusia

El ataque se llevó a cabo con enjambres de drones FPV, que fueron transportados en camiones con estructuras de madera para ocultarlos hasta el momento del lanzamiento. Los drones alcanzaron bombarderos estratégicos en aeródromos clave, como la base aérea de Belaya en Irkutsk, a más de 4,000 kilómetros de Ucrania.

Las aeronaves destruidas incluyen modelos A-50, Tu-95 y Tu-22M, esenciales para la capacidad ofensiva aérea del Kremlin. Según el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), el impacto representa la destrucción del 34% de la flota rusa de portamisiles aéreos, con pérdidas estimadas en 7,000 millones de dólares.

Rusia responde con su mayor ofensiva aérea

Como represalia, Rusia lanzó 472 drones y siete misiles contra Ucrania, marcando su mayor ofensiva aérea desde el inicio de la guerra. Uno de los ataques más graves ocurrió contra una unidad de entrenamiento militar ucraniana, causando la muerte de al menos 12 soldados y dejando más de 60 heridos.

Impacto en las negociaciones de paz

El ataque ocurrió justo antes de las negociaciones de paz en Estambul, lo que ha generado un nuevo punto de tensión en el conflicto. Funcionarios ucranianos han pedido al Kremlin que presente un memorando oficial con su postura antes del encuentro, mientras que Moscú ha señalado que lo entregará durante la reunión.

Este episodio marca una nueva fase en la guerra, con Ucrania demostrando su capacidad de infiltración en territorio ruso y Rusia intensificando sus ataques en respuesta.