Inflación en mayo: entre presiones externas y decisiones internas
El panorama inflacionario en México ha vuelto a encender las alertas con el repunte de la tasa anual a 4.42% en mayo, el nivel más alto en seis meses. Los datos publicados por el INEGI reflejan una presión sostenida en los precios, tanto en el componente subyacente como en el no subyacente, lo que complica la estrategia del Banco de México (Banxico) para mantener la estabilidad de precios.
Uno de los principales motores de la inflación continúa siendo el encarecimiento de los productos agropecuarios. Las frutas y verduras registraron un incremento anual de 18.55%, lo que demuestra la vulnerabilidad del mercado mexicano ante factores climáticos y logísticos. Además, los energéticos, con un alza de 4.81%, contribuyeron al encarecimiento del transporte y otros servicios esenciales.
A nivel estructural, el componente subyacente—clave para la perspectiva de mediano y largo plazo—también superó el rango objetivo de Banxico, ubicándose en 4.21%. Dentro de este rubro, los servicios han acumulado seis meses de aceleración, con una variación anual de 5.22%. Este fenómeno responde, en parte, al aumento en costos operativos y salariales, así como a la resistencia del mercado laboral a mostrar señales de relajación.
Por otro lado, las mercancías—con un alza anual de 3.38%—siguen siendo un factor de preocupación. La depreciación del tipo de cambio del año pasado todavía se refleja en los precios al productor y, según algunos analistas, la situación podría agravarse ante las nuevas presiones inflacionarias en Estados Unidos derivadas de la política de aranceles. La expectativa de mayores costos de importación podría generar un efecto dominó sobre el mercado mexicano, dificultando el cumplimiento de las metas inflacionarias.
¿Qué sigue para Banxico?
La estrategia monetaria del banco central sigue bajo escrutinio. En sus recientes declaraciones, la gobernadora Victoria Rodríguez y otros miembros de la junta han sugerido la posibilidad de otro recorte de 50 puntos base en la tasa de interés en junio, manteniendo la tendencia laxa del actual ciclo monetario. Sin embargo, con la inflación retomando fuerza, algunos expertos consideran que este enfoque podría necesitar ajustes.
Gabriela Siller, analista de Banco Base, advirtió que el repunte de mayo podría obligar a Banxico a reconsiderar su ritmo de reducción en tasas. Un enfoque más cauteloso ayudaría a contener las presiones inflacionarias antes de que se materialicen en una espiral difícil de revertir.
Desde Grupo Financiero BX+, también han señalado que el dato inflacionario de mayo refuerza la necesidad de una recalibración monetaria más prudente. La postura del banco central, aunque clara en su búsqueda de estabilidad económica, enfrenta el desafío de evitar que la relajación excesiva se traduzca en nuevos episodios inflacionarios.
Factores a favor y en contra
Entre los elementos que podrían respaldar la estrategia laxa de Banxico está la expectativa de una economía en estancamiento para el resto del año. Una desaceleración en el consumo podría ayudar a contener la presión sobre los precios, especialmente en el sector servicios. No obstante, el comportamiento del componente no subyacente sigue siendo volátil, con repuntes que, aunque puedan considerarse temporales, podrían afectar la percepción de estabilidad.
El dilema para el banco central es claro: equilibrar la necesidad de impulsar la economía sin comprometer el control de la inflación. Con señales mixtas en los indicadores económicos, Banxico se enfrenta a decisiones críticas que definirán el rumbo de la estabilidad financiera en el país.