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El uso político de la violencia vicaria: una estrategia irresponsable, (De Anddy a Anddy el kks)

Fotografía y Redacción por: Ironía Ibargüengoitia


Las declaraciones de Ricardo Monreal, líder de los diputados morenistas, han encendido un fuerte debate sobre el uso político de conceptos clave en la lucha por los derechos de las mujeres. Su afirmación de que Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente López Obrador, ha sido víctima de violencia vicaria por el uso del diminutivo “Andy” es no solo una distorsión de la realidad, sino una falta de respeto a quienes verdaderamente padecen esta brutal forma de agresión.

Descontextualización de un problema real

La violencia vicaria es una de las expresiones más crueles de la violencia de género. Su propósito es dañar a una madre mediante el sufrimiento de sus hijos, llegando a extremos como el asesinato, el maltrato físico y la manipulación psicológica. Es una forma de control que refuerza el abuso contra las mujeres en un sistema que, muchas veces, invisibiliza sus padecimientos.

Sin embargo, Monreal ha decidido apropiarse de este concepto para defender a López Beltrán, un hombre adulto con poder político y económico. No se trata de un menor de edad ni de una víctima en términos de violencia de género. Comparar la incomodidad de un apodo con el dolor de miles de mujeres que han perdido a sus hijos en circunstancias atroces es una comparación absurda y una falta de sensibilidad alarmante por parte de un legislador que, se supone, entiende las implicaciones legales y sociales de sus palabras.

La respuesta del activismo feminista

La indignación no se hizo esperar. Organizaciones feministas, como el Frente Nacional de Mujeres, respondieron con contundencia a Monreal, dejando claro que la violencia vicaria no es un término metafórico ni una herramienta de manipulación política. Es una forma de abuso documentado que debe ser reconocida, sancionada y combatida con medidas reales, no con desinformación.

Las palabras de Monreal reflejan un intento de desviar la conversación hacia la defensa de un dirigente político en lugar de abordar la gravedad de la violencia de género. Con esta postura, se ignoran los casos reales de madres que han sido sometidas a años de sufrimiento por agresores que usan a sus hijos como herramientas de castigo.

¿Un error de cálculo o una estrategia premeditada?

Si bien todos los políticos han hecho declaraciones reprobables en algún momento, lo dicho por Monreal no es solo un desliz. Es una estrategia de comunicación que busca victimizar a una figura política dentro de un contexto que no le pertenece. En lugar de utilizar su posición para visibilizar la urgencia de atender la violencia vicaria y fortalecer mecanismos de protección para las víctimas, Monreal optó por distorsionar el problema en favor de una defensa partidista.

Este tipo de argumentos dañan la legitimidad del discurso político sobre violencia de género. Cuando conceptos con un profundo impacto social son utilizados para fines personales o partidarios, se debilita la lucha por el reconocimiento de estos problemas y se corre el riesgo de que su verdadero significado se pierda entre discursos vacíos.


El problema de la violencia vicaria es real y debe ser tratado con la seriedad que merece. Ricardo Monreal ha fallado en este aspecto, al usar el concepto de forma irresponsable en la defensa de una figura política. En lugar de ello, debería estar promoviendo una agenda legislativa que garantice protección y justicia a las víctimas reales de este tipo de violencia.

Qué alivio saber que un apodo puede ser considerado violencia vicaria. Seguro las miles de mujeres que han perdido a sus hijos por agresores están encantadas con esta redefinición del problema. Bravo, Monreal, por tu invaluable aporte a la lucha contra la violencia de género. ¡Todo un visionario!

Si seguimos la lógica del absurdo, parece que el círculo familiar ahora tiene su propio sistema de diminutivos con carga política. Primero fue “El KKs”, y ahora tenemos “Andy el KKs”. A este ritmo, los próximos apodos oficiales podrían incluir “De choco flan ” al “El KKs Jr.”. Una obra maestra del branding político.