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Tensión diplomática: México en la mira de EE.UU. por protestas en Los Ángeles

Las relaciones entre México y Estados Unidos enfrentan un nuevo episodio de tensión luego de que la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, acusara a la presidenta Claudia Sheinbaum de fomentar protestas violentas en Los Ángeles. En un encuentro con medios en la Oficina Oval, Noem afirmó que la mandataria mexicana estaba “alentando disturbios” en la ciudad californiana, lo que refuerza la estrategia antimigratoria de la administración Trump.


Discurso de seguridad y política electora

Las declaraciones de Noem encajan dentro de un contexto más amplio: la política fronteriza se ha convertido en una carta fuerte para la posible candidatura de la funcionaria en 2028. Desde hace meses, Noem ha impulsado campañas mediáticas dirigidas a México con el propósito de disuadir a migrantes de cruzar sin documentos.


Trump, por su parte, respaldó la postura de su secretaria y defendió el despliegue de la Guardia Nacional, asegurando que sin esta intervención “Los Ángeles estaría ardiendo”. Además, advirtió que no descartaba invocar la Ley de Insurrección si la situación se descontrolaba.


Respuesta mexicana: entre defensa y distancia

Desde Palacio Nacional, el gobierno de Sheinbaum respondió con un llamado al respeto del debido proceso en las políticas migratorias de EE.UU. La mandataria también enfatizó su rechazo a cualquier acto violento en las protestas, calificando la quema de patrullas como “una provocación más que resistencia legítima”.


Sheinbaum ha insistido en la importancia del diálogo entre ambos países, pero las declaraciones de Noem sugieren que Washington está decidido a posicionar la narrativa de crisis migratoria como eje central de su política interna.


Nada como una buena dosis de dramatismo electoral para avivar las tensiones bilaterales. Primero fueron los migrantes, luego los aranceles, ahora las protestas en Los Ángeles. Si algo queda claro, es que el manual de crisis de la administración Trump recicla sus capítulos con precisión suiza. Y mientras las declaraciones vuelan de un lado a otro, la política real sigue siendo la misma: apuntar a México cada vez que necesitan un enemigo conveniente.