El Real Madrid inicia una etapa decisiva bajo la dirección de Xabi Alonso, quien asume el reto de encabezar un equipo en plena transformación durante su participación en el Mundial de Clubes 2025. El torneo, que se disputa entre temporadas, representa mucho más que un nuevo campeonato para la institución blanca: es la primera gran prueba del nuevo técnico, cuyo rostro, más que el de figuras como Mbappé, Vinícius Jr. o Bellingham, protagoniza la imagen promocional del equipo. Alonso no solo debe alcanzar la final en el MetLife Stadium, sino también sentar las bases de un proyecto competitivo y moderno para la siguiente campaña.

El exjugador merengue, que regresa al club tras su exitoso paso por el Bayer Leverkusen, ha generado una enorme expectativa. Su estilo meticuloso y su discurso enfocado en el equilibrio, el control y la flexibilidad táctica ya se refleja en los entrenamientos cerrados y en las imágenes cuidadosamente compartidas por el club. A diferencia de Carlo Ancelotti, su antecesor, Alonso se muestra más intervencionista y detallista, ajustando en el campo cada movimiento con precisión. Sin embargo, apenas ha tenido unos días para trabajar con una plantilla incompleta, mermada por ausencias y jugadores aún en proceso de adaptación o recuperación.

El Madrid no tuvo una temporada catastrófica, pero sí decepcionante: quedó fuera de la Champions League con un duro 5-1 global ante el Arsenal, perdió cuatro clásicos consecutivos y fue claramente superado por el Barcelona en la recta final de LaLiga. Ahora, con fichajes clave como Alexander-Arnold y Dean Huijsen, más el pronto arribo de Franco Mastantuono, la directiva confía en que Alonso devuelva la identidad ganadora. No obstante, una eliminación temprana en este torneo sería intolerable para la afición y la institución. El nuevo técnico lo sabe: no hay margen para tropiezos. El Mundial de Clubes puede ser el primer trofeo de su gestión o el inicio de una presión creciente. Para Xabi Alonso, el desafío apenas comienza.