En su conferencia matutina del 20 de junio, la presidenta Claudia Sheinbaum dejó claro que su gobierno no plantea retirar la autonomía de las fiscalías, pero sí considera fundamental revisar su funcionamiento para fortalecer la procuración de justicia en México. Reconoció que estas instituciones —vitales para la pacificación del país— muestran un desempeño desigual, con algunas operando con eficacia y otras con notables deficiencias.

El debate sobre el futuro de las fiscalías cobró fuerza tras una filtración periodística y las declaraciones del senador Waldo Fernández, quien reveló que dentro del movimiento de la Cuarta Transformación (4T) se está discutiendo la posibilidad de que las fiscalías vuelvan a estar bajo el control de los Ejecutivos estatales. No obstante, Sheinbaum se deslindó firmemente de esta iniciativa y subrayó que no existe interés por parte del Ejecutivo federal en influir sobre las fiscalías ni sobre el Poder Judicial.

De este modo, la presidenta abrió la puerta a una evaluación profunda del modelo actual, con el objetivo de mejorar la eficacia institucional sin sacrificar su independencia. Aunque el enfoque es técnico y busca fortalecer la justicia sin politizarla, el contexto político y las tensiones con la oposición seguirán influyendo en el desarrollo del debate.