Reportero de Policíaca

La noche del 30 de junio de 2025, lluvias intensas azotaron la capital de Chihuahua, dejando a su paso inundaciones que afectaron a decenas de hogares y convirtieron las calles en verdaderos ríos. Familias enteras vieron cómo el agua se abría paso sin piedad, dañando sus pertenencias y poniendo en riesgo su seguridad. Sin embargo, en medio del caos, Rafael Loera Talamantes, Secretario de Desarrollo Humano y Bien Común, y su equipo de Chalecos Azules, se movilizaron rápidamente para llevar ayuda a las comunidades más golpeadas. Este martes, 1 de julio, sus esfuerzos continúan, demostrando un compromiso firme con los damnificados.

Todo comenzó pasadas las 8 de la noche del lunes, cuando el cielo se abrió y dejó caer una cantidad inusual de lluvia sobre la ciudad. En cuestión de horas, los sistemas de drenaje colapsaron, y barrios enteros quedaron anegados. Casas humildes con techos de lámina y paredes de adobe sufrieron las peores consecuencias, mientras que vehículos quedaron atrapados en avenidas convertidas en torrentes. Residentes como María González, del barrio Altavista, describieron la desesperación: “El agua entró tan rápido que apenas pudimos sacar algunas cosas. Todo se mojó, no sabíamos qué hacer”.

Los reportes preliminares indican que las zonas bajas de la ciudad, como las colonias cercanas al río Sacramento, fueron las más afectadas. Las autoridades locales estiman que al menos 150 familias perdieron muebles, ropa y electrodomésticos, mientras que varias calles permanecen intransitables debido a los escombros y el lodo acumulado.

A pesar de que las lluvias disminuyeron al amanecer del 1 de julio, las secuelas del desastre permanecen. Este martes, Rafael Loera y su equipo siguen recorriendo las calles de Chihuahua, coordinando con Protección Civil y otras dependencias para evaluar los daños y priorizar la atención. En algunos puntos, instalaron pequeños centros de acopio improvisados donde los vecinos pueden recibir agua potable y alimentos calientes, mientras que en otros se enfocan en despejar caminos bloqueados por el lodo.

Se supervisa la entrega de apoyos en la colonia Cerro Grande. Los Chalecos Azules trabajan sin descanso, entrando a casas inundadas para ayudar a las familias a sacar el agua y rescatar lo que aún podía salvarse.