Con su melena alborotada, gafas oscuras y cadena dorada, Guillermo Ochoa recorre Estados Unidos como una auténtica estrella de rock. Aunque no ha disputado ni un minuto en la Copa Oro 2025, el veterano arquero de la Selección Mexicana sigue siendo el centro de atención en cada ciudad que visita el equipo: Los Ángeles, Dallas, Las Vegas, Phoenix, San Francisco y Houston. Su sola presencia encarna el espíritu que Javier Aguirre busca para el Tricolor: amor y orgullo por portar la camiseta nacional.

A sus 39 años, Ochoa ya no necesita estar bajo los tres postes para brillar. Ahora lidera desde la sombra, acompañando y aconsejando a jóvenes como Luis Ángel Malagón y Raúl ‘Tala’ Rangel, en un rol más simbólico que táctico. Su legado se extiende más allá de los entrenamientos: transmite mentalidad, experiencia y mística. Así lo confirma Alex Arredondo, exentrenador de porteros del equipo nacional, quien recuerda cómo el solo hecho de ver a Memo salir del vestidor generaba respeto entre los rivales.

También lo respalda Keylor Navas, quien pidió “más respeto para Memo” y lo comparó con “un coche de alta gama”. Mientras tanto, Aguirre mantiene abierta la posibilidad de que sea el titular en la próxima Copa del Mundo 2026, reconociendo que el arquero aún tiene mucho que aportar. En cada vuelo, Ochoa es el primero en descender del avión, caminando firme como los grandes íconos del rock. Su figura, como los viejos inmortales del escenario, sigue estremeciendo incluso en silencio.