Por César, corresponsal digital


Australia ha concretado la entrega del primer lote de 49 tanques M1A1 Abrams a Ucrania, como parte de un paquete de asistencia militar valorado en 245 millones de dólares australianos (aproximadamente 160 millones de dólares estadounidenses). La operación, que había sido retrasada por Estados Unidos, marca un nuevo capítulo en el apoyo internacional a Kiev frente a la invasión rusa.

Desde el inicio del conflicto en febrero de 2022, Australia se ha posicionado como uno de los principales donantes no pertenecientes a la OTAN. Además de tanques, ha enviado vehículos blindados, drones y municiones, sumando más de 1,500 millones de dólares australianos en ayuda militar.

Detalles del envío

• Los tanques M1A1 Abrams, retirados del servicio australiano en 2024, fueron reacondicionados para su uso en combate.
• El envío se realizó desde un puerto en Queensland y será completado en fases, con destino final en Ucrania vía puertos europeos.
• El ministro de Defensa, Richard Marles, calificó la entrega como una contribución a la lucha contra la “invasión ilegal e inmoral” de Rusia.


Reacciones y dudas
Aunque el gesto ha sido celebrado por Kiev, algunos analistas militares y funcionarios australianos han expresado reservas sobre la utilidad de los Abrams en el campo de batalla actual, dominado por drones y guerra electrónica.

“El techo del Abrams es su punto más débil. Esta es una guerra de drones, no de tanques”, señaló un oficial australiano.

Además, el retraso en la entrega se debió a la necesidad de autorización estadounidense, ya que los tanques son de fabricación norteamericana.

Implicaciones estratégicas
La entrega refuerza la posición de Australia como aliado confiable en el Indo-Pacífico y en los círculos de seguridad occidental. También envía un mensaje claro de respaldo a Ucrania, en momentos en que algunos países reconsideran su nivel de apoyo militar.


Nada dice “solidaridad internacional” como enviar tanques retirados, reacondicionados y vulnerables al techo… en una guerra donde los drones hacen el trabajo sucio. Pero bueno, al menos el gesto viene con pintura fresca y buena voluntad diplomática.

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