Pac-Man, el legendario videojuego que este 2025 celebra 45 años, dejó de ser solo un pasatiempo para convertirse en un verdadero símbolo de la cultura pop y de la industria del entretenimiento global. Su origen se remonta a finales de los años 70 en Japón, cuando Toru Iwatani, su creador, encontró inspiración en una pizza incompleta, cuyo aspecto le recordó a una boca abierta. Aquella simple imagen dio forma a un personaje entrañable y atemporal que, con el tiempo, conquistó a millones de jugadores en todo el planeta.

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La magia de Pac-Man radica en su diseño accesible y universal. A diferencia de otros juegos de la época, dominados por la acción bélica, este título proponía una experiencia amigable, comprensible para todas las edades y atractiva también para mujeres y familias. Su jugabilidad sencilla, el carisma del personaje y la estrategia implícita en cada laberinto lo convirtieron en un fenómeno que trascendió generaciones y fronteras, estableciendo un nuevo estándar en el mundo de los videojuegos.

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El impacto de Pac-Man va más allá del entretenimiento. Ha generado miles de millones de dólares, aparecido en múltiples plataformas y se convirtió en objeto de estudio en áreas como la neurociencia y la cognición. Su figura, tan reconocible como los arcos dorados de McDonald’s, es ya un emblema global. Con secuelas, películas, torneos y adaptaciones modernas, Pac-Man se mantiene vigente como un clásico eterno, recordando que una idea sencilla puede transformarse en un fenómeno cultural capaz de unir generaciones enteras.