Durante meses, los rumores sobre una posible ruptura entre Justin Bieber y Hailey Bieber dominaron los titulares. La ausencia en algunos eventos, las miradas distantes y las publicaciones ambiguas en redes sociales hicieron crecer las especulaciones sobre una crisis en su matrimonio. Muchos seguidores se preguntaban si la pareja atravesaba un distanciamiento definitivo o solo una pausa temporal en su relación.

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Fuentes cercanas han aclarado que, aunque no existe una separación, sí han vivido momentos de fuerte tensión. El origen no estuvo en infidelidades ni discusiones públicas, sino en el proceso creativo de Justin para su nuevo álbum Swag. Durante meses, el cantante se sumergió por completo en el estudio, lo que provocó un distanciamiento emocional con Hailey. Este desgaste coincidió con la exigencia de adaptarse a su papel como padres de su hijo Jack Blues, quien acaba de cumplir su primer año.

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A pesar de estas dificultades, la publicación del disco marcó un cambio positivo. Justin comenzó a mostrarse más relajado y cercano, lo que ayudó a recuperar la conexión con Hailey. Un viaje familiar a Idaho reforzó ese proceso de reconstrucción, brindándoles un espacio íntimo lejos de los reflectores. Aunque aún quedan retos, allegados a la pareja aseguran que no hay ruptura a la vista, sino un esfuerzo compartido por mantener viva su relación.