En la Plaza de Armas, las historias florecen a un día del Día del Abuelo
Fotografía y Redacción por: Silver Juárez
En el corazón de Chihuahua, donde las campanas de la Catedral marcan el ritmo de la tarde y las palomas dibujan círculos sobre la Plaza de Armas, un grupo de amigos de cabello plateado se reúne, como cada semana, para conversar. Entre ellos está Juan, de 81 años, quien “fresquea” bajo la sombra de los árboles del parque municipal. Con una sonrisa tranquila, cuenta que tiene seis nietos y que este 28 de agosto, Día Internacional del Abuelo, planea celebrarlo en casa, rodeado de su familia.
La escena es cotidiana pero entrañable: bancos ocupados por charlas pausadas, anécdotas que viajan desde la infancia hasta los días recientes, y miradas que se iluminan al recordar a hijos y nietos. A un día de la celebración, la plaza se convierte en un punto de encuentro para quienes han hecho de este espacio su sala de estar al aire libre.
“Venimos a platicar, a ver pasar la vida”, comenta uno de los presentes, mientras otro bromea sobre quién contará la mejor historia del día. No hay prisa: el tiempo aquí se mide en risas, en el aroma del café que llega desde los portales y en el eco de la música de algún trovador callejero.
El Día del Abuelo, instaurado oficialmente en México el 28 de agosto desde 1983 y con raíces históricas en Chihuahua, es más que una fecha en el calendario: es un recordatorio del papel fundamental que los adultos mayores juegan en la transmisión de valores, memoria y afecto. En esta plaza, ese legado se siente vivo.
Mañana, seguramente, las reuniones serán más concurridas, con abrazos, flores y quizá algún pastel. Pero hoy, en la víspera, la celebración ya comenzó en forma de conversación, amistad y la certeza de que cada historia contada es un regalo para quien la escucha.


