El debut de Allan Saint-Maximin con el América dejó claro que llegó para marcar la diferencia, mientras que Aaron Ramsey, con los Pumas, mostró que su carrera está en declive. La comparación entre ambos refuerzos refleja la disparidad actual entre los equipos: vitalidad y ambición frente a falta de ritmo y desgaste físico.

El francés de 28 años demostró desde el primer minuto su impacto en la cancha, pidiendo el balón constantemente y contribuyendo con un gol decisivo que significó la remontada de las Águilas frente al Atlas. Su trayectoria de altibajos, aunque sin títulos destacados, no impide que sea un jugador capaz de influir y generar espectáculo.

En contraste, Ramsey, de 34 años, llegó prácticamente al final de su carrera y tardó seis jornadas en debutar con los Pumas. En sus 30 minutos en cancha, apenas tocó el balón, falló pases sencillos y mostró lentitud, reflejando la dificultad de adaptación a la altura y a un nuevo entorno. Su historial de éxitos con Arsenal, Juventus y Rangers contrasta con su presente, marcado por la pérdida de ritmo y la edad que ya pasa factura.

La diferencia entre ambos jugadores refleja no solo sus condiciones individuales, sino el estado actual de sus clubes: un América con ambición y jerarquía, frente a un Pumas que lucha por recuperar identidad y eficacia en cada partido. Mientras Saint-Maximin se convierte en pieza clave para pelear por títulos, Ramsey enfrenta el desafío de adaptarse y recuperar nivel en la recta final de su carrera.