La cruz frente al Congreso amanece con veladoras y colores del orgullo: memoria, resistencia y reparación simbólica
Redacción y Fotografía por: Silver Juárez
Chihuahua, 29 de agosto de 2025.
La mañana comenzó distinta en el corazón político de la ciudad. Frente al Congreso del Estado, donde usualmente se cruzan discursos y silencios institucionales, una cruz metálica —dañada días atrás por actos vandálicos— reapareció pintada con los colores del arcoíris. A su alrededor, quince veladoras encendidas marcaban el contorno de una escena que no busca ornamento, sino memoria.
La cruz, que había sido intervenida originalmente como símbolo de protesta por las desapariciones forzadas, fue objeto de agresión: le arrancaron piezas, entre ellas partes de una bicicleta que la acompañaba como ofrenda. Hoy, en respuesta, la comunidad local decidió resignificar el espacio, pintándola con los seis colores que representan a la comunidad LGBT+: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta.
“No es solo pintura, es una forma de decir que aquí también resistimos”, comentó una joven que encendía una veladora mientras colocaba una pequeña bandera en la base.
La intervención no fue anunciada ni oficial. Fue espontánea, colectiva, silenciosa. Y sin embargo, más elocuente que muchas ruedas de prensa. La cruz, ahora multicolor, se convierte en un símbolo doble: de duelo por las ausencias y de orgullo por las identidades que siguen siendo violentadas.
En Chihuahua, hasta las cruces se pintan de orgullo. Porque la memoria también se defiende con color.

