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La Rebelión de las Masas en Cuévano


 
A propósito del estreno en Netlix de la serie Las Muertas, basada en el libro homónimo de la novela del escritorMexicano de orígen Vasco Jorge Ibargüengoitia (Guanajuato, Guanajuato, 1928–1983), obra que basó en el caso de la vida real, el Caso de Las Poquianchis,  a continuación imagino como sería la más famosa obra del filósofo José Ortega y Gasset (Madrid, España 1883–1955), La Rebelión de las Masas, de haber sido escrita por el Mexicano con su característico estilo de crítica mordaz y humorística. Presento entonces este evangelio apócrifo:
 
📖 La Rebelión de las Masas en Cuévano
 
🪶 Portadilla
 
La Rebelión de las Masas en Cuévano
Obra apócrifa, que toma la más celebre obra del madrileño José Ortega y Gasset (1883–1955) imaginada bajo mariachi y la sorna del más celebre Mexicano Vizcaíno, el primer ciudadano de Cuévano.
 
“Si el capitán del barco no sabe navegar  por las estrellas, pues que les cante con su guitarra.”
 
📑 Índice

  1. El día que el alma vulgar pidió credencial de elector
  2. El capitán del barco y sus pasajeros de gallopa
  3. El alma vulgar, con lista de características comprobadas
  4. La rebelión en acción: un Congreso convertido en gallera
  5. El intelectual en apuros: del aula a la kermés
  6. Epílogo con mariachi y discurso patrio
     
    📝 Epígrafe inicial
     
    “Europa se alarma porque la vulgaridad avanza. En Cuévano ya todo nos rebasó y nos alistamos a festejarlocon cohetes.”
     
    Capítulo 1. El día que el alma vulgar pidió credencial de elector
     
    Ortega aseguraba que la gran tragedia del siglo XX era que “la característica del momento actual, es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene la audacia y el denuedo de reclamar el derecho a la vulgaridad y a imponerlo en todo lugar y en todo momento”.
     
    Sin embargo, aquí, en los alrededores de Cuévano, aprendimos a sacarle raja. Así que no solo lo reclamamos: Hacemos fila en el IFE, traemos dos testigos y hasta presumimos la credencial con foto en la cartera. A mucha honra y con mucha prisa… no vaya a ser que con toda transparencia desaparezca tras alguna cortina de humo.
     
    Así que lo que antes se veía como defecto se volvió mérito. Hoy, un político, o un Juez en campaña, que se declare “gente sencilla” gana más votos que uno estirado que presuma diplomas. Y el ciudadano común de Cuévano, en vez de aspirar a ser mejor, exige que el mundo se adapte a sus defectos, o le de una beca o una pensión por tenerlos.

Capítulo 2. El capitán del barco y sus pasajeros de gallopa
 
El filósofo español decía que no todo el mundo puede ser capitán del barco. Que se puede tener autoritas sin gravitas ni dignitas. Ahora diría que cualquiera se puede postular sea para dirigir un barco o un juzgado… pero no cualquiera puede ni debe llegar a tomar el timón. El filósofo recalca que en épocas pretéritas, la masa reconocía su condición subordinada: no pretendía ser timonel. Hoy, en cambio, cualquiera, sin preparación ni disciplina, exige dirigir el barco en el vamos todos. Para él, este hecho constituye la amenaza más grave para la continuidad de la civilización occidental, europea.
 
Pero eso será allá en Madrid, no se, no he ido, pera acá en Cuévano, nosotros descubrimos que ese barco suyo del que habla Ortega, ya se hundió hace tiempo. Es mas, lo que es mas curioso, es que los pasajeros, en lugar de pedir ayuda, siguen tocando la marimba.
 
El capitán, por supuesto, gran revolucionario, nunca aprendió a leer sextantes, pero sabe muy bien cómo repartir contratos a sus compadres y despensas a los que menos tienen, para que el progreso y la revolución nos haga justicia a todos.
 
Desde luego el barco es amplio y generoso. La tripulación está formada por burócratas que piden mordida hasta para inflar el salvavidas, mientras los pasajeros, felices, se dedican a criticar al capitán mientras se comen su torta de chicharrón, aprovechando que las están regalando en la galera.
 
El clásico capitán de Cuévano, y no nos referimos a Bedoya, dirige el barco con brújula de feria, organiza baile en cubierta y declara que estamos haciendo historia.

Y aunque choquemos contra el arrecife, todos aprovechan la oportunidad para chapotear en el agua y luego aplauden el discurso inaugural.

Para que quede claro: En Cuévano no tenemos mar, pero eso no nos impide estar llenos de capitanes que hundan el barco mientras nosotros los vitoreámos al tiempo que los criticamos por ineptos, que no saben ni regalar una torta de chicharrón que se precie de serlo. Digo, hay de tortas a tortas, que no?

Capítulo 3. El alma vulgar, con lista de características comprobadas
 
En Cuévano no existen las almas vulgares de las que tanto se quejaba Oretega y Gasset. No existen, gracias a nuestros manuales de etiqueta y sana convivencia en sociedad:
 

  1. La cultura empieza y termina con la transmisión de la telenovela.
  2. No hay problema nacional, que no pueda arreglar el gobierno, y si se atora, para eso está el pueblo, para marcar el derrotero.
  3. No hay nada más patriótico que echar gritos en septiembre y guardar más que el silencio, la armonía nacional, el resto del año.
  4. Todos tenemos pavor a las filas y fobias… pero el que se cuele tiene derecho a quejarse de lo gandalla que son todos los demás.
     
    Capítulo 4. La rebelión en acción: un Congreso convertido en gallera
     
    La rebelión de las masas se ve clarita en la Asamblea General de España, no en así en Cuévano, por que allá en Madrid:
     
  • Hay Diputados que se lanzan insultos y botellas de agua como si fueran gallos de pelea.
  • Hay Senadores que discuten horas para decidir si se suspende la sesión por falta de condiciones para el debate democrático, que simplemente no puede darse sin un servicio completo de café de altura que valga la pena, con bizcochitos y todo. Campechanas, vaya, como las de Cuévano.
  • Todo es transmitido en vivo, con aplausos en redes sociales.
     
    Entonces mientras Europa se estremece porque la masa invade la cultura,
    nosotros en Cuévano vendemos boletos para verla en primera fila… bueno, que flojera, para ver los memes de lo que la oposición dijo que los otros hicieron.
     
    Capítulo 5. El intelectual en apuros: del aula a la kermés
     
    Ortega pensaba que el intelectual debía guiar a la sociedad. En Cuévano, al intelectual lo invitamos a dar conferencias en la feria, le pagamos con garnachas y le damos nuestro mas alto honor: Que escriba el discurso para la coronación de la reina de la cebolla.
     
    Claro que cuando intenta hablar de filosofía, el público bosteza.
     
    Pero si improvisa un chiste, lo aplaudimos con efusión.
     
    La moraleja es clara: en Cuévano, para ser relevante, el intelectual debe ser agudo si, pero no aburrido. Debe entretener… o por lo menos que alguien lo grabe cuando se tropieza al salir de la conferencia para que así se viralice y pueda ser un verdadero influencer.

Capítulo 6. Epílogo con mariachi y discurso patrio
 
En resumen: la rebelión de las masas no es una catástrofe, sino un festival.
 
El alma vulgar de la que hablaba Ortega en Madrid, en Cuévano no amenaza la cultura: la organiza, la dirige y cobra en la taquilla, por la experiencia.
 
Ortega se angustió porque veía a la masa imponerse.
 
Nosotros en Cuévano aprendimos no a convivir con ella, sino a trascenderla y hacernos uno con ella, a tragos de tequila si es necesario y a gritar “¡Viva Cuévano!” mientras aplaudimos todos juntos al último que se haya apañado la gorra de capitán.
 
Así que entre mariachi y discursos, seguimos adelante, porque —al final— la vulgaridad también tiene su encanto, claro, por que así se es rete-libre!!!
 
Viva Cuévano Cabrones!!!
 
📌 Nota final (apócrifa):
Si José Ortega y Gasset hubiera nacido en Cuévano en lugar de Madrid, probablemente habría escrito lo mismo… solo que con más ironía, menos solemnidad y quizá habría dado gustoso una mordida no sólo para publicar el libro, sino hacerlo lectura obligada en varias instituciones… o al menos que no faltara en todos los arcones navideños de más de una dependencia,
 
En Cuévano, Plan de Abajo, a 1o de septiembre de 1982,
 
Jorge Ibargüengoitia

 
P.D.

Con todo respeto para Madrid, Cuévano y areas circunvecinas, así como a todos sus habitantes, desde el más estirado hasta el mas arrugado, con cariño, Juan Felipe Ponce, en Chihuahua, Chihuahua a 15 de septiembre del 2025.