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Señora de Tal

Rafael Soto Baylón

Estaba en el Zócalo gritando ¡Vivas! a los héroes que nos dieron patria y libertad. Hidalgo, Morelos, Allende, Aldama, caramba, todos tienen nombres de calles y avenidas… cuando de pronto gritó “¡Viva Josefa Ortiz Téllez Girón!” y ya no grité “¡Viva”! porque me pregunté “y esa… ¿quién es?”
Pobre Doña Josefa Ortiz de Domínguez, ha de estar revolcándose en su tumba. Y es que según la etapa histórica que le correspondió vivir, ese era su nombre. Hasta hace unas cuantas décadas las mujeres tomaban –con o sin permiso- el apellido del esposo. Ya no se llamaba María Carrasco Villaverde sino Señora María Carrasco de López. O era conocida o como la Señora López o bien como la Señora de López.
He de reconocer que cuando quien suscribe aparecía en fotos en las páginas de sociales no me gustaba que pusieran como pie de grabado “Andrea y Rafael Soto” o “Rafael y Galilea Soto” porque como que daba a entender que éramos hermanos. La costumbre de dejar de agregarle el apellido del marido a las esposas fue porque traía consecuencias legales, desde los títulos de propiedad, el beneficio del servicio médico, los pasaportes u otras implicaciones de leyes y reglamentos. Pero si a las mujeres les gusta seguir usando el “señora de Tal” debe tener el derecho de usarlo, aunque sea de manera simbólica.
Esperemos que la Presidente con A tenga una amplia cultura. En caso contrario cómo dirá Miguel Hidalgo y Costilla porque pensará que “Costilla” era el apellido de la esposa del presbítero de Dolores. Ojalá sepa que José Ortega y Gasset es su nombre completo y que “Gasset” no era la dueña de sus quincenas. Sus asesores le deben indicar que José López Portillo y Rojas no fue presidente de México y que Rojas no era porque su sangre, aunque plebeya también teñía de rojo. Deseamos que tenga cuidado con Don Quijote de la Mancha y no vaya a pensar que “de la Mancha” sea por parte de madre.
Igualmente, señora titular del poder ejecutivo, Francisco de Goya y Lucientes y Santiago Ramón y Cajal así se llaman, no importa si fuese nombre de soltero o de casado.
Si cuando termine su sexenio –si es que así se decide desde Palenque- posiblemente imparta cátedras en alguna Universidad del Bienestar cuando inicie su clase no vaya a decir “Iniciaremos este curso estudiando vida y obra de María Sklodowska” sin aclarar primero que se trata de Marie Curie.
Los de la 4T dicen que no son como los de antes. Son peores porque ya perdonamos a Fox cuando se refirió a José Luis Borges en vez de a Jorge Luis Borges.
Y ni si le vaya a ocurrir presentarse como Señora Claudia Sheinbaum Pardo de Tarriba, o Señora Claudia Sheinbaum de Tarriba, Señora Claudia de Tarriba o menos Señora Claudia Tarriba. Aunque él sea quien la mantenga porque ya sabemos que su cónyuge no la manda.