Los lamidos de los perros son una de sus formas más claras de comunicación. A través de este gesto, tu mascota puede expresar afecto, curiosidad, respeto o incluso ansiedad. Al no poder hablar, los canes utilizan el lamido junto con otras señales como el movimiento de la cola, la posición de las orejas o los ladridos para relacionarse con su entorno y con sus dueños.

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Este comportamiento tiene múltiples explicaciones. Un perro puede lamerte para mostrar cariño, porque le atrae el sabor de tu piel, para calmarse en momentos de estrés o como acto de sumisión hacia su líder de manada. Además, lamer objetos o personas le permite conocer su entorno mediante el gusto y el olfato, sentidos esenciales para su vida diaria.

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Si tu perro lame en exceso, es importante observar el contexto. Podría ser una simple muestra de amor o una señal de ansiedad que requiera la guía de un veterinario. Establecer límites suaves y ofrecerle juguetes o distracciones puede ayudar a redirigir este hábito sin confundirlo. Comprender estas señales fortalecerá el vínculo y garantizará su bienestar emocional.