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Las petroleras internacionales le dan la espalda a los contratos mixtos de Pemex

Un esquema que prometía atraer capital privado termina espantando a las grandes operadoras. ¿Fracaso anunciado o estrategia deliberada?



Por César Olvera

El espejismo de los contratos mixtos

En abril, Pemex presentó con bombo y platillo su nuevo modelo de contratos mixtos: una fórmula que permitiría sumar capital privado a la exploración y producción de hidrocarburos sin ceder propiedad ni control. La promesa era clara: reactivar campos, frenar la caída productiva y atraer inversión sin comprometer soberanía.

Pero dos meses después, el entusiasmo se ha evaporado. Las grandes petroleras internacionales —las que realmente podrían aportar tecnología, experiencia y músculo financiero— han dado un paso atrás. Y no por falta de interés en México, sino por el diseño del esquema.

“Hicimos los números. Hay áreas con potencial, pero bajo esta figura no rinden”, confiesa un directivo de una firma extranjera con presencia en el país.

¿Quién dijo sí?

Pemex filtró una lista de once interesadas. Seis son mexicanas: Carso Energy, Diavaz, Jaguar, Chame, CESIGSA y el Consorcio Petrolero 5M del Golfo. Las internacionales que aparecen —Woodside, BP, Sinopec, Harbour y Cheiron— son firmas medianas o con presencia limitada en México.

Las grandes ausentes son las que marcaron la apertura energética de sexenios pasados: ENI, Hokchi, Perenco, Wintershall, Shell, Chevron, ExxonMobil. Ninguna figura en el radar.

Tres razones para el desinterés

Óscar Ocampo, del IMCO, resume el desencanto en tres puntos:

• Modelo restrictivo: Son contratos de servicios. El privado pone dinero y operación, pero Pemex retiene control total. No hay concesión ni producción compartida. Las decisiones clave siguen en manos de la estatal.
• Diseño fiscal poco atractivo: No se permite deducir muchos costos ni reconocerlos con flexibilidad. La carga fiscal es incierta y los márgenes bajos. Comparado con Guyana o Vaca Muerta, México pierde brillo.
• Riesgo político y operativo: Pemex arrastra antecedentes de pagos atrasados, litigios internacionales y favoritismo hacia empresas “alineadas”. Para una major, el riesgo no compensa el retorno.


¿Transparencia? ¿Cuál?

La implementación del programa ha sido errática. El plan hablaba de 21 áreas. El informe presidencial mencionó 11 contratos firmados, que el sector privado negó. Esta semana, la Secretaría de Energía reconoció solo siete proyectos aprobados como lo menciona, El Hernando y ElCEO

“Más que una estrategia de rescate, parece un simulacro de apertura”, ironiza un analista del sector.

¿Y ahora qué?

Pemex insiste en que los contratos permitirán sumar hasta 70,000 barriles diarios en el corto plazo y hasta 450,000 hacia 2033 según Expansión . Pero los expertos advierten que, incluso en el mejor escenario, la producción sería marginal y el impacto financiero limitado.

Mientras tanto, las grandes petroleras miran hacia otros destinos. Shell ya vendió su negocio de movilidad en México. Chevron y Exxon están enfocados en Estados Unidos. Guyana y Argentina siguen captando inversión.



Pemex quería atraer capital privado sin perder el control. Lo logró: nadie quiere entrar.
¿Quién necesita inversión cuando se tiene soberanía… y opacidad?