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Vector, Pemex, Banamex: el blindaje financiero de Sheinbaum

La venta de Vector a Finamex se consolida como un movimiento estratégico del gobierno de Sheinbaum para blindar activos financieros en manos mexicanas, en medio de presiones internacionales y una narrativa de fortalecimiento del empresariado nacional.

Por Redacción
Ciudad de México, octubre de 2025

En un contexto de presiones externas, reformas judiciales polémicas y una Bolsa Mexicana de Valores en máximos históricos, el gobierno de Claudia Sheinbaum ha decidido jugar sus cartas en el tablero económico con una estrategia clara: fortalecer una red de empresarios mexicanos que respalden su proyecto político. La reciente transferencia de activos de Vector Casa de Bolsa a Finamex es el último capítulo de esta narrativa.

El caso Vector: entre sanciones y blindaje político

Vector, propiedad del empresario Alfonso Romo, fue una de las tres instituciones mexicanas señaladas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por presuntas operaciones vinculadas al lavado de dinero y al tráfico de fentanilo. La presión internacional obligó a Romo a buscar compradores, primero en San Diego, luego en Brasil y finalmente en España. Pero la respuesta desde Palacio Nacional fue tajante: no se vendería a extranjeros.

La operación se orientó entonces hacia Finamex, una casa de bolsa con más de 50 años de trayectoria, que adquirirá las cuentas elegibles de Vector y su operadora de fondos, incluyendo 21 sociedades de inversión. La transacción, aún sujeta a autorizaciones regulatorias, fue presentada como una medida transparente y regulada. Sin embargo, en los pasillos financieros se interpreta como una jugada política para resguardar activos sensibles en manos confiables y cercanas al oficialismo.

Banamex, Pemex, Iberdrola: el patrón se repite

La venta de Banamex a Fernando Chico Pardo, empresario ligado al PRI, fue otro gesto de alineamiento. Citi llevaba años buscando comprador y Pardo no escatimó elogios hacia Sheinbaum y el secretario de Hacienda, Edgar Amador, durante el anuncio.

En Pemex, Carlos Slim volvió a escena. A pesar de los antecedentes de impagos por parte de la petrolera, Slim asumió el riesgo financiero en la perforación de pozos en el campo Ixachi, sin licitación ni concurso. El mensaje fue claro: los grandes empresarios mexicanos están dispuestos a jugar con el gobierno, si el gobierno les da cancha.

La operación de Iberdrola, aunque comprada por la española Cox, se estructuró con capital mexicano a través del fondo Nexus, liderado por Arturo Saval, otro nombre con llegada directa a Palacio Nacional.

¿Una nueva élite económica de la 4T?

La narrativa oficial busca mostrar un gobierno que no cede ante presiones extranjeras, que protege sus activos estratégicos y que construye una base empresarial nacional. Pero también hay otra lectura: una reconfiguración de la élite económica, donde los empresarios que se alinean con el proyecto de Sheinbaum reciben respaldo, contratos y protección.

En el caso Vector, el gobierno no solo evitó una venta externa, sino que garantizó que los asesores y promotores de la firma se integren a Finamex, asegurando continuidad y control. La operación se da justo antes de que entren en vigor las restricciones del Tesoro estadounidense, lo que refuerza la lectura de blindaje político.



Mientras en el plano político la 4T acumula tropiezos y escándalos, en el plano económico parece tener brújula. Sheinbaum no está construyendo una economía nacionalista, sino una economía de lealtades. Y en ese juego, el capital extranjero observa, pero no toca.