Claudia Sheinbaum reordena el tablero político: gobernadores al frente, obradoristas al fondo
Por César Olvera | Octubre 6, 2025
Introducción En el mitin masivo celebrado este domingo en el Zócalo capitalino, con motivo del primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum, la presidenta reafirmó su compromiso con la Cuarta Transformación. Sin embargo, más allá del discurso oficial y los aplausos, las imágenes del evento revelaron una reconfiguración silenciosa pero significativa en el núcleo político de Morena: los gobernadores ocuparon la primera fila, mientras que los obradoristas del llamado “primer piso” fueron relegados a posiciones secundarias.
El acto: entre festejo y señales
Más de 400 mil personas se congregaron en el corazón de la República para celebrar el primer aniversario de Sheinbaum en el poder. El evento, lleno de música, acróbatas y pancartas, fue también el cierre de su gira nacional “La Transformación Avanza”, con la que visitó los 32 estados del paísEje Central.
Durante su discurso, la presidenta destacó logros como la reducción del 32% en homicidios dolosos, el récord en inversión extranjera y el desarrollo de proyectos como el Laboratorio Nacional de Inteligencia Artificial y el vehículo eléctrico Olinia. Pero mientras Sheinbaum hablaba de unidad y continuidad, las posiciones de los invitados en el templete contaban otra historia.
La reconfiguración: ¿represalia o pragmatismo?
En marzo pasado, figuras como Adán Augusto López, Ricardo Monreal y Andrés Manuel López Beltrán ocupaban lugares privilegiados en otro mitin presidencial. Sin embargo, en esta ocasión fueron ubicados detrás de las vallas metálicas que separaban a los invitados principales.
Adán Augusto, envuelto en escándalos por presunto huachicol y las acusaciones contra su ex secretario de Seguridad en Tabasco, Hernán Bermúdez, fue uno de los más visibles en la segunda fila. A su lado, Monreal ironizó: “Hoy nos encorralaron, para no cometer aquel error”.
También se notó la ausencia de cercanía con Manuel Velasco, ex gobernador de Chiapas, quien en marzo se mostró “distraído” durante el saludo presidencial. Esta vez, ni siquiera logró acercarse a Sheinbaum.
Andy y Luisa: del foco a la sombra
Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente, fue ubicado aún más atrás. Su reciente viaje a Tokio y la torpe defensa pública que ofreció lo han dejado en una posición incómoda dentro del partido. A su lado, Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación, también fue relegada, pese a su rol clave en la aprobación de reformas constitucionales.
Gobernadores: los nuevos protagonistas
En contraste, los gobernadores ocuparon los lugares estelares. La presidenta los mencionó con nombre y apellido, agradeciendo su respaldo en temas de seguridad, bienestar y reformas. Este gesto no pasó desapercibido: en la nueva narrativa de Sheinbaum, los ejecutivos estatales son los pilares de la continuidad, mientras que los obradoristas enfrentan una etapa de transición.
¿fin del obradorismo clásico?
Aunque Sheinbaum reiteró que “no hay ruptura con el movimiento” y que “el pueblo manda”, los gestos del evento apuntan a una reconfiguración interna. El obradorismo clásico, representado por figuras cercanas al expresidente, parece haber cedido espacio a una nueva generación de operadores políticos más alineados con la visión técnica y pragmática de la presidenta.
Como suele decirse en política: el lugar que ocupas en el templete, dice más que mil palabras.