La Selección Mexicana vivió un día para el olvido. En cuestión de horas, tanto el equipo mayor como el Sub-20 sufrieron derrotas que encendieron las alarmas a solo ocho meses de la Copa del Mundo 2026. Bajo el mando de Javier Aguirre, México cayó 4-0 ante Colombia, mientras que el conjunto juvenil dirigido por Eduardo Arce fue eliminado del Mundial Sub-20 al perder 2-0 frente a Argentina.

El futbol mexicano mostró nuevamente su fragilidad en el panorama internacional. En Dallas, los abucheos y el grito prohibido acompañaron la frustración del público que había llenado el estadio con la esperanza de ver a una selección competitiva. Mientras tanto, el equipo Sub-20 regresó del Mundial con una amarga lección: la falta de experiencia y la desconexión en momentos clave.

“Esta es nuestra realidad: Japón, Corea, Colombia… equipos que tocan la puerta del top 10 mundial. Esto es una lección”, reconoció Javier Aguirre, visiblemente afectado por la goleada. Sus palabras reflejan la distancia que separa al combinado nacional de los rivales de élite, a pesar de los esfuerzos por consolidar un estilo de juego.

Por su parte, Eduardo Arce aceptó la autocrítica tras la eliminación juvenil: “Nos quedamos cortos, queríamos darle más al país y a la afición, pero no pudimos”. Su equipo, reducido a nueve hombres, fue superado por una Argentina efectiva y astuta que no perdonó errores.

La derrota ante Colombia representa el peor resultado del tercer ciclo de Aguirre al frente del Tri, y deja más dudas que certezas de cara al Mundial. Aunque el técnico pidió confianza y paciencia, el desempeño actual no logra despertar ilusión. El presente y futuro del futbol mexicano, golpeados en un mismo día, enfrentan el mismo desafío: reconstruir la esperanza antes del 2026.