El fin de Andrea?
Fotografías y Redacción por : Mtro Armando Garay
El escándalo del audio filtrado donde Adán Augusto López Hernández y la diputada chihuahuense Andrea Chávez aparecen criticando duramente a la presidenta Claudia Sheinbaum ha destapado algo que muchos sospechaban pero pocos se atrevían a decir en voz alta: Morena no es el bloque unido que pretende proyectar. Y lo más interesante es que estas filtraciones rara vez son casuales, alguien quería que esto se supiera, alguien tiene interés en exhibir las divisiones internas del partido en el poder.
Para Adán Augusto, el daño es limitado. Ya perdió la carrera grande, no fue él quien llegó a Palacio Nacional, y su poder actual como coordinador parlamentario depende enteramente de no estorbar al proyecto presidencial. Este audio lo debilita pero no lo destruye; tiene el colchón de su cercanía histórica con AMLO, hay que considerar que ha soportado todos los obuses lanzados desde el gobierno en las ultimas semanas. Pero para Andrea Chávez la cosa es completamente distinta, y aquí es donde la historia se pone realmente interesante para Chihuahua.
Las consecuencias para Chávez en Chihuahua podrían ser devastadoras si no maneja esto con extrema habilidad. Primero, queda expuesta como alguien desleal ante la estructura nacional de Morena, y en ese partido, la lealtad se premia pero la traición no se perdona. Si tenía aspiraciones de ser candidata a la gubernatura en 2027 o de consolidarse como la líder morenista en el estado, este audio acaba de complicar ese camino exponencialmente. ¿Por qué la dirigencia nacional o la misma presidenta Sheinbaum habrían de respaldar a alguien que las critica a sus espaldas?
Segundo, le da munición a sus adversarios políticos locales, tanto dentro como fuera de Morena. En un partido donde abundan los caciques regionales y los operadores con sus propias redes, Andrea acaba de pintarse una diana en la espalda. Sus enemigos internos en Chihuahua y los tiene, porque en política todos los tienen ahora pueden usar esto para bloquear cualquier aspiración que tenga. “¿Vamos a respaldar a alguien que traiciona a la presidenta?” será el argumento, aunque sea dicho por gente que probablemente piensa lo mismo en privado.
Tercero, y quizá más importante, erosiona su credibilidad ante el electorado chihuahuense.
Morena ganó fuerza en Chihuahua vendiéndose como algo diferente al PRI y al PAN, como un movimiento de principios donde la honestidad y la coherencia importaban. Ver a una de sus principales figuras enredada en un escándalo de deslealtad y críticas de pasillo refuerza exactamente la narrativa que sus opositores quieren construir: que Morena es lo mismo de siempre, puras ambiciones personales disfrazadas de ideales transformadores.
¿Puede sobrevivir políticamente? Tal vez.
Dependerá de qué tan rápido y qué tan convincentemente haga su acto de recuperación, de si logra que alguna figura pesada de Morena salga a defenderla, y sobre todo, de si este escándalo logra ser opacado por alguna otra crisis, que en la política mexicana nunca tardan mucho en aparecer. Pero el daño está hecho. Su capital político en Chihuahua acaba de depreciarse considerablemente, y sus rivales, dentro y fuera del partido, ya están afilando los cuchillos.
Lo irónico de todo esto es que probablemente Andrea y Adán Augusto no dijeron nada que docenas de otros morenistas no piensen en privado. Pero en política, como en la vida, no se trata solo de qué piensas sino de qué tan inteligente eres para mantener ciertas cosas en privado. Y en ese examen, ambos acaban de reprobar estrepitosamente. Al tiempo.