El futbol mexicano está de luto. Manuel Lapuente, histórico director técnico y exjugador, falleció este sábado a los 81 años, dejando un legado imborrable en la historia del balompié nacional. Conocido con cariño como “Manolo”, fue el estratega que llevó a la Selección Mexicana hasta los octavos de final del Mundial de Francia 1998 y conquistó la Copa Confederaciones 1999, venciendo a Brasil en el Estadio Azteca.

A lo largo de su destacada trayectoria en la Liga MX, Lapuente obtuvo cinco títulos de liga, coronándose con Puebla, Necaxa y América, este último con un campeonato que rompió una sequía de más de una década para los azulcremas. Su éxito como técnico estuvo respaldado por su experiencia como jugador, etapa en la que vistió las camisetas de Monterrey, Necaxa, Puebla y Atlas, además de conseguir la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1967 con la Selección Nacional.

En su paso por los banquillos, dirigió a equipos emblemáticos como Tigres, Atlante, Cruz Azul, Necaxa, América y Puebla, donde cerró su carrera como entrenador en 2013. Su visión táctica, disciplina y carácter lo convirtieron en uno de los técnicos más respetados del país.

Entre sus mayores logros destacan la Copa Oro de 1998 y la histórica Copa Confederaciones 1999, considerada por muchos el triunfo más importante del futbol mexicano, donde el Tricolor derrotó 4-3 a Brasil con goles de Miguel Ángel Zepeda, Manuel Abundis y Cuauhtémoc Blanco.

La huella de Manuel Lapuente trasciende generaciones: fue un campeón dentro y fuera del campo, símbolo de liderazgo, pasión y compromiso con el futbol mexicano. Su legado perdurará en cada aficionado que vibró con sus triunfos y en cada jugador que aprendió bajo su mando.