El poder de la música en los gatos: sonidos que calman y conectan
Aunque suene extraño, la música para gatos es una realidad respaldada por la ciencia. Diversos estudios han demostrado que las melodías adecuadas pueden influir de manera positiva en su comportamiento y estado emocional. Los gatos, al igual que los humanos, reaccionan ante estímulos acústicos, pero su percepción es mucho más aguda. Su oído capta vibraciones y frecuencias que nosotros ni siquiera notamos, por lo que el tipo de música que escuchan puede marcar la diferencia entre la calma y el estrés.
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Su audición, una de las más sensibles del reino animal, les permite detectar sonidos imperceptibles para nosotros, como el leve chirrido de un ratón. Sin embargo, esto también los hace vulnerables a los ruidos fuertes, que pueden resultar molestos o incluso dolorosos. Por ello, la música diseñada especialmente para gatos busca imitar sonidos familiares y reconfortantes: el ronroneo, los latidos del corazón o las vibraciones suaves que recuerdan los primeros días junto a su madre. Estas frecuencias evocan seguridad y bienestar, provocando una relajación inmediata.
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Los expertos recomiendan melodías con tonos altos y ritmos suaves, similares a los de un violín o un teclado electrónico. La música clásica de compositores como Bach, Mozart o Debussy también ha mostrado efectos calmantes tanto en gatos como en humanos. Además, sonidos naturales como las olas del mar o el viento entre los árboles ayudan a reducir la ansiedad felina. Compositores como David Teie incluso han creado piezas científicamente adaptadas a sus preferencias, combinando frecuencias felinas con armonías agradables para el oído humano. Escuchar estas melodías puede convertirse en una experiencia compartida que fortalece el vínculo entre el gato y su dueño.
