Lionel Messi sabía que no volvería a vestir la camiseta del Barcelona como jugador profesional. Aunque en 2021 estaba listo para continuar su carrera en el club de su vida, las circunstancias administrativas y económicas le arrebataron la posibilidad de cerrar su historia como deseaba: en el Camp Nou, ante su gente y con el escudo que lo vio convertirse en leyenda.

La reciente visita del astro argentino al estadio encendió la nostalgia y reavivó los recuerdos de su gloriosa etapa como culé. Sus fotos publicadas en redes sociales provocaron un impacto inmediato entre los aficionados y dentro de la propia directiva encabezada por Joan Laporta, quienes revivieron aquel amargo momento en que el contrato estaba listo para firmarse, pero la situación financiera del club frustró su permanencia.

A sus 37 años, Messi asume que el retiro está cada vez más cerca. Acepta con serenidad que su último partido en el Camp Nou —jugado a puerta cerrada por la pandemia y con derrota ante el Celta de Vigo— fue el final inesperado de una era. Hoy, mientras Cesc Fàbregas y Gerard Piqué ya viven otras etapas como entrenador y empresario, el argentino se prepara para una despedida menos dolorosa junto a su familia y millones de seguidores.

Actualmente, Messi continúa su trayectoria en el Inter Miami CF, donde además de jugar, impulsa proyectos personales y comerciales que expanden su marca global. Tras concluir la temporada en la MLS, su mirada está puesta en el Mundial y en su inevitable adiós al fútbol de selecciones.

En un futuro, no descarta regresar al Barcelona en otro rol: quizá como director deportivo, embajador del club o consejero de las nuevas generaciones. Sin embargo, el propio Messi entiende que el tiempo no se detiene. Su legado en el Barcelona es eterno, aunque el sueño de retirarse vestido de azulgrana haya quedado inconcluso.