Antes de convertirse en una de las figuras más reconocidas de Hollywood, Jacob Elordi confesó que atravesó uno de los momentos más complicados de su vida: dormir en su auto y contemplar la idea de volver a Australia después de que sus ahorros se agotaran en Los Ángeles. Tras el éxito moderado de El stand de los besos, el actor esperaba nuevas oportunidades, pero terminó enfrentándose a la cruda realidad de la industria mientras su vehículo se convertía en su único refugio.

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En entrevistas recientes, Elordi recordó que pasó una o dos semanas viviendo en su coche, que describió como “el auto de un acaparador”, repleto de cajas, ganchos y ropa. Sin proyectos a la vista y sintiéndose derrotado, la audición para Euphoria llegó como su “última cartada”: si no conseguía ese papel, estaba decidido a regresar a Australia. Ese casting, que hizo casi por inercia, se convirtió en el punto de inflexión de su carrera.

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Durante los días previos al rodaje del piloto, un productor se dio cuenta de que el actor pasaba demasiado tiempo dentro de su vehículo y decidió ayudarlo con un alojamiento temporal en un hotel de West Hollywood. Ese gesto le permitió mantenerse estable y terminar el proceso que lo llevaría a interpretar a Nate Jacobs, el personaje que lo lanzó a la fama. Aunque Elordi confesó que la atención mediática lo abrumó y que llegó a sentirse “como un póster”, el éxito de Euphoria abrió la puerta a proyectos como Priscilla, Saltburn y Frankenstein, consolidando su presencia en el cine y demostrando que su persistencia en los momentos más duros valió la pena.