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México busca autonomía energética frente al gas de EE.UU. El tanque casi vacío


México depende en un 70% del gas natural importado desde Texas, lo que lo convierte en uno de los países más vulnerables de la región en materia energética. Según datos del Centro Nacional de Control del Gas Natural (CENAGAS), las reservas actuales alcanzan apenas para dos días y medio de consumo, un margen crítico que expone al país a apagones y paros industriales cada vez que surgen tensiones con Estados Unidos o problemas climáticos en el sur de ese país.

El plan de cinco años

Ante este escenario, CENAGAS presentó un plan estratégico a cinco años para crear una “despensa” de gas natural equivalente a 10 días de consumo nacional. La propuesta contempla:
• Aprovechar yacimientos casi agotados como cavidades de almacenamiento subterráneo.
• Construir nuevos ductos en zonas industriales estratégicas como Bajío, Monterrey y el Valle de México.
• Inversión mixta pública y privada, con participación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y empresas energéticas.

Por qué importa

El objetivo es reducir la dependencia de Texas y evitar crisis como la de febrero de 2021, cuando una tormenta invernal en EE.UU. provocó cortes de suministro que dejaron a millones de mexicanos sin electricidad. Con reservas internas, México podría:

• Disminuir el riesgo de apagones.
• Evitar paros en empresas manufactureras.
• Estabilizar las tarifas eléctricas frente a la volatilidad internacional.

El contexto político y económico

La presidenta Claudia Sheinbaum ha defendido el plan como parte de una política de soberanía energética, alineada con la estrategia de la 4T de fortalecer a la CFE y reducir la dependencia de importaciones. Sin embargo, especialistas advierten que el proyecto enfrenta retos:

• Altos costos de infraestructura.
• Necesidad de regulación clara para la participación privada.
• Riesgo de retrasos por conflictos sociales en zonas de construcción de ductos.

El plan de CENAGAS refleja un intento de blindar al país frente a la volatilidad energética global. No obstante, la pregunta es si México podrá ejecutar en cinco años una infraestructura que requiere inversiones millonarias y acuerdos políticos amplios. La urgencia es real: con el tanque casi vacío, cualquier crisis en Texas puede convertirse en un apagón nacional.

México busca pasar de la vulnerabilidad a la resiliencia energética. El reto será convertir un plan técnico en una política de Estado capaz de garantizar seguridad energética sin frenar la competitividad industrial.