“NO HAY NADA”… PERO YA NO ESTÁ Reportaje crítico sobre la salida de Alex Tonatiuh Márquez
Claudia Sheinbaum confirmó la salida de Alex Tonatiuh Márquez de la Agencia Nacional de Aduanas de México. Oficialmente “no hay nada” en su contra, pero perdió su cargo, su visa estadounidense y arrastra el apodo de Lord Relojes.
La narrativa oficial dice que fue una decisión administrativa, aunque las sombras de lujo y sospechas siguen flotando.
El martes 16 de diciembre, la presidenta Claudia Sheinbaum confirmó en su conferencia matutina que Alex Tonatiuh Márquez Hernández, exdirector de Investigación Aduanera de la ANAM, dejó su cargo. La decisión, según la mandataria, fue tomada directamente por Rafael Marín Mollinedo, titular de la Agencia Nacional de Aduanas.
Lo curioso es que, mientras se insiste en que “no hay nada” que lo vincule a delitos, el funcionario ya no está.
Los hechos
• No hay investigación formal en su contra, ni de la Fiscalía ni de la Secretaría Anticorrupción, según Sheinbaum.
• Visa cancelada en EE.UU.: el Departamento de Estado revocó su visa días antes de su salida.
• Lujo en la mira: Márquez fue apodado Lord Relojes tras revelarse su colección de cinco piezas de alta gama valuadas en más de 8 millones de pesos, adquiridas en efectivo.
• Trayectoria previa: se le reconoce haber alertado sobre casos de contrabando de pipas y un buque en Tampico, detonando investigaciones de la Marina.
La narrativa oficial
Sheinbaum defendió que no hay encubrimiento: si aparece algún indicio, será investigado. Pero por ahora, el discurso es claro: “no hay nada”.
La ironía
El caso es un manual de burocracia mexicana:
• No hay delito, pero hay salida.
• No hay investigación, pero hay sospechas.
• No hay señalamiento, pero hay apodos de lujo.
• No hay nada… pero tampoco hay funcionario.
La paradoja es que el vacío pesa más que la evidencia. En un país donde los cargos suelen blindarse hasta el último minuto, aquí se aplicó la fórmula inversa: primero se va, luego se ve.
El mensaje es casi pedagógico: en México, “no tener nada” es suficiente para perderlo todo. La transparencia se convierte en un acto de fe, y la justicia en un comodín que se activa “si aparece algo”. Mientras tanto, la narrativa oficial se resume en un eslogan digno de campaña: “No hay nada… pero ya no está”.
Porque claro, si el funcionario colecciona relojes millonarios, pierde su visa y genera ruido financiero, lo más lógico es que no haya nada. Nada más que preguntas.
Alex Tonatiuh Márquez,Rafael Marín Mollinedo,
